A la buena de Dios

A la buena de Dios Sin pensar. De forma inconsciente. Sin considerar los pros y los contras. No sé cómo me habrá quedado la tarta, porque se me ha estropeado el peso y he echado la harina a la buena de Dios. Literalmente, dejando la resolución y el destino en las manos de Dios y de su bondad. V. Como Dios me da a entender.

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