¡A mí que me registren!

¡A mí que me registren!: Con esta curiosa exclamación expresamos nuestra inocencia, la seguridad de no estar implicados en ningún asunto, de no ser culpable. Te aseguro que yo no le he hecho nada al coche. Yo lo cogí ayer y funcionaba perfectamente. ¡A mí que me registren! La frase parece haberse originado en tiempos no muy lejanos de dura represión policial, en clara referencia a la despreocupación de quien, ante un registro o petición de documentación, se consideraba inocente.

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