¡A otro perro con ese hueso! (¡A otro burro con esa albarda!) Ambas frases se emplean cuando se quiere hacer entender a nuestro interlocutor que no nos está engañando o que no nos puede convencer con sus argumentos, como inútil resulta a veces engatusar a un perro ofreciéndole un hueso o enalbardar a un burro que no acepta peso sobre sus lomos. ¿Y tú me quieres convencer a mí de que has llegado tarde porque se ha retrasado el autobús? ¡A otro perro con ese hueso! Has llegado tarde porque, como siempre, te has levantado tarde.