A penseque lo ahorcaron

A penseque lo ahorcaron: (A penseque y a creique los ahorcaron) Recurrimos a esta frase cuando alguien muestra una actitud medrosa o dubitativa, o cuando no sabe o no puede justificarse; en suma, cuando todo lo que dice es «yo pensé que…» «yo creí que…». No me vengas con «pensé que no estaba», «pensé que no lo sabía»…, que a penseque lo ahorcaron. A mí cuéntame la verdad y déjate de rollos. Ante una situación complicada, simbolizada aquí con la condena a la horca, de nada sirven excusas ni disculpas. El gran dramaturgo Tirso de Molina (1584?-1648) escribió una pieza cómica titulada El castigo del penseque, en la que se mofa de los pusilánimes y dubitativos.

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