A quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga

A quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga: Con esta frase damos a entender que se debe aceptar el destino, que cada cual debe asumir sus responsabilidades. Él puede hacer lo que quiera. Yo ya estoy harto de intentar ayudarlo. A partir de ahora, cada uno por su camino y a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga. San Pedro, así lo dispuso Cristo (Mateo, XVI,19), fue elegido representante de Dios en la Tierra. Por tanto, lo que Dios depare a los humanos, bueno o malo, ha de ser por fuerza refrendado por san Pedro (v. Atado y bien atado). Pare- ce ser que el dicho nació para intentar «explicar» los beneficios, prebendas y riquezas detentados por órdenes o dignidades religiosas: si así lo había dispuesto Dios, era de ley que los hombres no fueran en contra de tal decisión.

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