Andando/arreando, que es gerundio

Andando/arreando, que es gerundio: Y claro que es gerundio, ¿pero por qué se lo recordamos a una persona cuando queremos decirle que hay que irse de un lugar o comenzar a hacer algo? Son ya las doce, así que, andando, que es gerundio, que mañana hay que levantarse pronto. Para explicar el origen del dicho se cuenta el chascarrillo del campesino que mandó a su hijo, más bien corto de entendederas, a estudiar a Salamanca, pero el pobre muchacho apenas cogió un leve barniz de ciencia en su estancia en el estudio salmantino. Un día su padre le ordenó que sacara al burro del establo y lo llevara al campo. Tal vez intentando sacarle alguna utilidad práctica a lo aprendido, cuentan que conducía al animal por las calles del pueblo al grito de: «Arreando, que es gerundio». No está mal recordar aquí que el excesivo uso del gerundio no es nada recomendable pues, aparte de llevarnos a cometer considerables errores gramaticales y de ser causa de ambigüedades («Vi a Luis entrando en el banco». ¿Quién entraba?), lleva con frecuencia a la afectación y a la cursilería; no en vano, el padre José Francisco de Isla (1703-1781) llamó Fray Gerundio a su ridículo predicador, modelo de los que mucho hablan y nada dicen, protagonista de su novela Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes. Por cierto, tan unida está esta coletilla gramatical a la orden de ponerse en marcha que a veces se dice todo uno, como si la palabra gerundio también significara salir o marcharse y se oyen curiosidades como nos vamos, que es gerundio.

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