¡Apaga y vámonos!

¡Apaga y vámonos!: Cuando ya no hay nada más que decir o que hacer, o cuando algo ya está terminado, empleamos esta expresión, que es la versión reducida del dicho apaga y vámonos, que ya está la misa dicha. Me queda sólo un examen, así que como lo suspenda, apaga y vámonos. Es opinión general que el dicho procede de un chascarrillo andaluz que, según don José María Sbarbi, tuvo lugar en el pueblecito de Pitres, en La Alpujarra de Granada. Dos sacerdotes cruzaron una apuesta para ver quién decía la misa en menos tiempo, aunque algunos afirman que se trataba de una especie de oposición para acceder a una capellanía militar, oficio que, como se sabe, requiere celeridad y diligencia. Fuera como fuera, el caso es que el primero empezó directamente por el final y dijo Ite, misa est (‘marchad, la misa está terminada’), a lo que el segundo respondió diciendo al monaguillo apaga (las velas) y vámonos. Eso sí, no sabemos quién ganó la apuesta o la plaza. V. Pon la jota y vámonos.

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