Bajar/descuidar la guardia: Disminuir la atención o la precaución necesarias para llevar a cabo algún asunto. En esta carretera nunca puedes bajar la guardia, porque es muy traicionera y a la menor ocasión puedes tener algún problema. La frase está tomada de la lucha con espadas, del lance en el que uno de los contendientes se desprotege, involuntariamente o adrede, para tenderle una trampa al rival. De aquí pasa a algunos deportes, como la esgrima o el boxeo, en los que, aparte de intentar atacar al contrario, el deportista no puede descuidar su protección, no puede descubrirse, dejar de «guardarse». V. Estar en guardia.