Beber los vientos por algo o por alguien

Beber los vientos por algo o por alguien: Dedicar todos los esfuerzos a conseguir algo o a alguien. Se aplica fundamentalmente a casos de enamoramiento galopante. Mariano está enamoradísimo de Mari Pili; hace todo lo que ella dice, va donde ella va; vamos, que bebe los vientos por ella. La persona que persigue un fin o que corre veloz detrás de otra da la impresión, más que de cortar el viento, de bebérselo, lo mismo que quien, enamorado hasta las trancas, parece estar permanentemente boquiabierto. El origen de la expresión, de todas formas, podría estar en la caza, ya que los perros, mientras olfatean el aire para oler el rastro de la pieza, dan la impresión de estar bebiéndoselo. De hecho, existen perros, expertos en el rastreo, denominados venteros o venteadores. Donde dice perro pongan enamorado/a, donde dice rastro pongan amor y donde dice pieza pongan enamorada/o. Explicado queda.

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