“La disciplina para levantarse temprano no es tan difícil como la disciplina de acostarse. Antes esto no era así. Cuando no existía la electricidad, ni la radio, ni la televisión, ni el internet, no era difícil acostarse poco después de haberse hecho de noche. No había mucho que hacer. Hoy en cambio, tenemos que luchar contra la fuerte tentación de quedarnos despiertos y tener diversión. Por eso tenemos que emprender la lucha contra el cansancio que nos vence por la mañana al abrir nuestra Biblia, y esa lucha hay que pelearla por la noche, no por la mañana. Cuando hayas decidido la hora en que el despertador te llame a la oración y lectura de la Biblia, tienes que decidir la hora en que te vas a acostar, para que no estés rendido cuando suene el despertador”

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