La selección de fútbol de Portugal arrasó con Corea del Norte ayer al vencerla 7-0 en un partido del grupo G del Mundial, en su mayor victoria en Copas del Mundo que puso fin a las esperanzas de los asiáticos de seguir en el torneo.
Cristiano Ronaldo se hizo presente en el marcador tras más de un año de sequía goleadora por su selección, contribuyendo a que los portugueses (4 unidades) se ubiquen en una posición ideal para clasificar junto a Brasil (6 puntos) a octavos de final.
Los marfileños, que fueron derrotados 3-1 por Brasil el domingo, tienen un punto. A Portugal le bastaría un empate ante los brasileños –que probablemente utilizarán varios suplentes– para ir a octavos.
La goleada del combinado luso también puso fin a la ‘Maldición de Ciudad del Cabo’, ya que hasta el lunes la sede mundialista del sudoeste de Sudáfrica había sido escenario de tres aburridos empates, con apenas dos goles.
Portugal ya le había anotado cinco goles a Corea del Norte en el histórico encuentro por cuartos de final de la Copa del Mundo de 1966, cuando los lusos dieron vuelta a un partido en el que perdían por 3-0.
Esto abrió la defensa de Corea del Norte y tras la apertura del marcador el equipo portugués se fue en busca de más anotaciones en el segundo tiempo, consiguiendo tres goles en 7 minutos.
Meireles y Almeida combinaron bien para habilitar a Simao, quien anotó el segundo a los 53 minutos, mientras que el centro de Fabio Coentrao fue cabeceado por Almeida en el 56 para marcar el tercero. Cristiano Ronaldo habilitó a Tiago para el cuarto portugués a los 60m.
Ronaldo, desesperado por terminar con una sequía de 16 meses sin anotar, estrelló su tiro en el travesaño a los 70 minutos y Liedsen anotó el quinto gol 10 minutos después.
En el minuto 87, Ronaldo tuvo una nueva ocasión y esta vez tuvo suerte cuando su disparo rebotó en el portero y el balón le cayó sobre la cabeza, que tras una bolea estructuró el sexto.
Dos minutos más tarde, Tiago logró marcar su segundo personal, cuando de cabeza conectó el centro de Miguel Veloso para sellar el triunfo.
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