Todos nos sentimos mal all cometer errores, pero debemos  aprender de ellos e impulsarnos hacia el éxito.

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1.- Todos nos equivocamos y todos merecemos una segunda oportunidad
Sea un cliente, familiar, amigo o alguien que quiera arreglar las cosas contigo, entenderá si fallaste por alguna razón y no se alcanzaron las expectativas. Si hay confianza y un ambiente de honestidad entre ambas partes, creo que son pocos los casos donde el daño es irreparable.

2. Que la competencia te motive
A veces es bueno perder y cuando eso ocurre hay que saber aceptar en qué parte fue que el otro nos superó. Para eso se requiere humildad y también dedicación, para así perfeccionar nuestro arte.

Esto es algo que siempre me ha fascinado de la cultura japonesa, ellos se dedican toda la vida a perfeccionar su actividad. Ser una cultura que aprecie el conocimiento debe ser la meta de cualquiera que pretenda ser excelente en lo que hace.

3. Si hiciste todo lo que podías, ¿para qué te agobias?
Aceptémoslo, diste tu máximo y ya no puedes cambiar las cosas, así que no tiene caso la cara larga.

Obviamente, que yo ande tan «salsa» hablando de estos tres puntos, no quiere decir que no me duela cuando las cosas salen mal. A nadie le gusta que lo saquen de su zona de confort y creo que se requiere de mucha madurez para aceptar las enseñanzas de la vida; en especial cuando estas vienen envueltas en dolorosos episodios de la vida.

Lo único que puedo asegurarte con toda certeza, es que entre más rápido superemos estos traumáticos hechos, más pronto estaremos listos para seguir nuestro camino y alcanzar nuevas metas.