DOS ALMAS Y UN SUEÑO
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Hay pocas veces en la vida, en que se cruzan dos almas. Es que si te pones a pensar amor mío, la gente se encuentra, se desencuentra, se hacen el amor, y hasta de vez en cuando se quieren; eso pasa todos los días.
¿Pero cuantas veces tu alma se cruza con otra? Y no estamos hablando de otra cualquiera, pero esa que reconoce tu alma, esa que perdura, que la alimenta. Que seencuentra con tu alma en un sueño y se abrazan y se dicen cosas, y hasta se hablan de otras vidas. Vidas en las que vivieron viviendo, juntas. Bajo la misma piel. Bajo el mismo cielo. Respirando el aire del mismo amor.
Y todo esto no te lo digo porque sepa mucho de almas, porque de almas no se nada, sino porque en un sueño vi que tu alma y la mía estaban ahí, abrazadas; y al acercarme despacito, tristemente me di cuenta que lloraban por nosotros. Si. Como si se estuvieran despidiendo. Como si estuvieran muriendo de a poco. Como si tuvieran la certeza que no se volverían a ver hasta el día en que se encontraran de nuevo, en los ojos de otros, en los labios de otras bocas, en la vida de otras vidas.
Y cuando sentí unas lágrimas frías correr por mis mejillas, no sabía si realmente eran las mías, si era mío ese sueño, si era yo el que dormido observaba esa tragedia. Quizás fue el ruido de la lluvia que golpeaba las ventanas el que finalmente me despertó.
Y eso es todo lo que recuerdo. Por eso te lo cuento. Nada más. Es que si nuestras almas no terminan juntas en esta vida, algún día, en algún momento; más que una pesadilla, más que un sacrilegio amor, eso sería rompernos el alma. Y el alma hay que quererla mi vida. Hay que quererla así, como yo te quiero.
Mind of Brando
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Ella necesitaba un abrazo a ojos cerrados.
De esos en los que uno se aferra al otro,
y a la vida. De esos que convierten
sus brazos en hogar, fuego y azúcar.
El amor en los tiempos de cólera
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Ambos se iban dejando traicionar por
los recuerdos, ablandándose sin
quererlo, queriéndose sin decirlo
y terminan muriéndose de amor
por el suelo.
– Gabriel García Márquez
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Frida Kahlo
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Mario Benedetti
Amor de tarde
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Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme «¿Qué tal?» y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
-Mario Benedetti
Monólogo de Seguismundo
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Pedro Calderón de la Barca
Quejas – Dolores Veintimilla de Galindo
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¡Y amarle pude! Al sol de la existencia
se abría apenas soñadora el alma…
Perdió mi pobre corazón su calma
desde el fatal instante en que le hallé.
Sus palabras sonaron en mi oído
como música blanda y deliciosa;
subió a mi rostro el tinte de la rosa;
como l ahoja en el árbol vacilé.
Su imagen en el sueño me acosaba
siempre halagüeña, siempre enamorada;
mil veces sorprendiste, madre amada,
en mi boca un suspiro abrasador;
y era él quien lo arrancaba de mi pecho;
él, la fascinación de mis sentidos;
él, ideal de mis sueños más queridos;
él, mi primero, mi ferviente amor.
Sin él, para mí el campo placentero
en vez de flores me obsequiaba abrojos;
sin él eran sombríos a mis ojos
del sol los rayos en el mes de abril.
Vivía de su vida apasionada;
era el centro de mi alma el amor suyo;
era mi aspiración, era mi orgullo…
¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?
No es mío ya su amor, que a otra prefiere.
Sus caricias son frías como el hielo;
es mentira su fe, finge desvelo…
Mas no me engañará con su ficción…
¡Y amarle pude, delirante, loca!
¡No, mi altivez no sufre su maltrato!
Y si a olvidar no alcanzas al ingrato,
¡te arrancaré del pecho, corazón!