RUSIA

                                                                                                 RUSIA
La Plaza Roja
En el centro de Moscú se ubica la Plaza Roja. Cuenta con el complejo arquitectónico del kremlin, el mausoleo de Lenin, la basílica de San Basilio, la catedral de Kazán y el Museo de Historia.
La Plaza Roja como tal apareció a finales del siglo XV, pero su nombre lo recibió en la segunda mitad del siglo XVII: Krásnaya, que en ruso antiguo significaba “bella”. Se empezó a llamar “roja” en lugar de “bella” mucho más tarde, cuando en el ruso contemporáneo la palabra perdió su significado original, y también a causa del ladrillo rojo que hasta hoy en día compone las murallas y las torres del kremlin.Las estaciones del metro más cercanas son Ojotny Riad y Plóschad Revolutsii.

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Venecia del Norte
“La Venecia del norte”, “La Palmira del norte” y la “capital cultural de Rusia” son algunos de los nombres relacionados con San Petersburgo, la segunda ciudad rusa en importancia y población.Se puede apreciar la influencia de la arquitectura italiana en el siglo XVIII y en menor grado de la francesa. En la ciudad se construyó un gran número de monumentos y conjuntos de arquitectura barroca y neoclásica. La capital del Imperio ruso, tal como fue concebido por Pedro I, se convirtió en una «ciudad de tolerancia religiosa» por construirse ahí no solo iglesias ortodoxas, sino también templos de otras confesiones.

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Islas Solovetskie
“Islas Solovetskie” o “de Solovkí” es el nombre que recibe el archipiélago más enigmático del norte ruso. La excepcionalidad de estas islas se aprecia en cada elemento: desde su peculiar naturaleza forjada por siglos de clima extremo, hasta sus monumentos cargados de historia antigua y reciente. En ellas se refleja, como en un espejo, toda la historia de Rusia, tanto los períodos de florecimiento como los tiempos trágicos.Este rincón legendario está en el golfo de Onega, en el mar Blanco, a solo unos 165 kilómetros del círculo polar ártico.
“El paisaje de Solovkí contrasta mucho con las tierras vecinas: como si la naturaleza, agotada de crear pantanos y tundra, hubiera reunido sus últimas fuerzas para producir en la isla un mundo nuevo, especial, donde todo es muy familiar para el viajero…”, anotó hace dos siglos el escritor ruso Serguéi Maxímov.

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