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Nostalgia por las estrellas

Admito que la principal razón por la que no me gusta vivir en la ciudad, seguida del tráfico vehicular y de las muchedumbres, es la ausencia de estrellas. Extraño acostarme en la arena del mar y ver las estrellas frente a mí. Podía viajar mentalmente por ellas, intentando hallarme en alguna de ellas, interrogándome dilemas sobre la vida y sus diferentes escenarios, o tal vez quedarme por un momento sin emoción alguna. Solo, y sólo existiendo. Sí, existiendo. Entre tantas cosas que hago a diario, a veces olvido que existo, que soy parte de un universo natural que va más allá del nicho que los humanos hemos adecuado para nosotros, con edificios y dispositivos diseñados para interactuar con nosotros mismos. Vivimos rodeados de seres biológicamente iguales a nosotros, nos relacionamos con ellos, pero al final cada quien vive encerrado en su propia burbuja.

¿Y si mi burbuja va más allá de una vida rutinaria? Mi burbuja me deja ver belleza en las flores, en los animales, en la mirada de un bebé. Veo belleza en una conversación, en un libro, en un abrazo y en un café. Y veo belleza en las estrellas. Hay belleza en todo, pues existen las emociones. Al final, es eso lo que amamos: las emociones, los sentimientos. La vida se vuelve rutinaria cuando pierdo esa capacidad de ver belleza en lo que me rodea. Uno pierde esa capacidad al olvidarse de que existe.

Cuando veo las estrellas me limito a existir, dejando que únicamente sean los sentimientos y las emociones las que se expresen. El problema es que las personas permiten que sus rutinas limiten su plena existencia, y esto ha causado un miedo irracional a la soledad. Es bello compartir momentos con los demás, pero es también justo y necesario darse tiempo para uno mismo. Para realmente saberse existente. Entonces las energías se habrán recargado, y habrá fuerza suficiente para continuar existiendo en interacción con los demás.

En este momento, simplemente extraño mis estrellas.

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Perfección del mundo: ¿por qué amar a la naturaleza?

Posted by migaherr on Mar 1, 2014 in Sobre la vida

Siempre he creído que la naturaleza es perfecta. La relación entre los seres vivos y el entorno, y el modo en que el mundo necesita los ciclos naturales me hacen ver al mundo como una combinación perfecta. En el colegio, recuerdo que solía amar mis clases de Anatomía: todas las células trabajan juntas para el buen funcionamiento del cuerpo. Por supuesto que quería ser médico, pero a veces la vida se burla de nuestros planes. Ya ven, decidí estudiar Biología Marina. No era mi sueño principal. Aunque no me arrepiento. En las clases, los profesores explican cómo funciona el planeta, cómo los ecosistemas dependen de cada ser vivo, y como una acción pequeña puede tener impactos grandes en la naturaleza. Es triste notar cómo los humanos destruimos el planeta sin la mínima preocupación. Necesitamos ver el mundo como un hogar temporal, en el que somos solamente invitados.

Me recuerda a mí cuando tenía seis años. Me gustaba jugar en el jardín de un templo al que mi mamá solía llevarme. ¡Habían muchísimas rosas! Una vez, mi camiseta se enganchó en la espina de una de las rosas. Hablé con mi mamá al respecto y sonrió. Me dijo que las rosas hacían eso (te enganchaban) cuando se sentían solas y querían cariño. Como todo buen niño inocente, me lo creí. Cada que me ocurría eso, solía llenar un vaso con agua y, con cariño, regarla en señal de afecto. Sé que suena algo chistoso o loco, pero desde pequeño entendí el mensaje de amar a la naturaleza y a todos los seres bióticos, pues ellos viven tanto como nosotros los humanos.

¡Mi espíritu se graduó de biólogo!

¡Qué creativas son las madres al enseñar virtudes a sus hijos!

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Perfection of the world: Why to love nature?

Posted by migaherr on Mar 1, 2014 in For English readers, Sobre la vida

I have always thought that nature is perfect. The relationship between living things and the environment, and the way the world needs natural cycles make me see the entire world as a perfect combination. At school, I remember I used to love Anatomy classes: all the cells work together for the well performance of the body. Of course, I wanted to become a doctor, but life makes fun of our plans sometimes. You see, I decided to study Marine Biology. It was not my main dream. I don’t regret, though. In my classes, professors explain how the world works, how ecosystems depend on each living being, and how a simple action can have tremendous impacts on nature. It is sad to realize how humans damage our planet, with no care about it. We need to see the world as a temporary house, in which humans are guests only.

It reminds me of me when I was 6 years old. I liked to play in the garden of a temple my mom used to take me to then. There were lots of roses. Once, my t-shirt got hooked to a rose’s thorn. I talked to my mom about that, and she smiled. She said to me that roses did that every time they felt lonely and wanted to feel loved. I was a very innocent child, so I believed it. When that happened to me again, I used to take a cup of water and, with kindness, spilt the water to the rose, as a sign of love. It is kind of fun, but as a child I learnt the message that we have to love nature and all the living beings, because they are as alive as we humans are.

My soul then became a biologist!

How creative mothers are when trying to teach something to their children!

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