• NESTOR JOEL TORRES PICHUCHO              PAR102

    Al Gore y Calentamiento Global

    Desde la antigüedad hacia el futuro, tomando en consideración las emisiones de gases más graves, las del dióxido de carbono, deja de lado, absolutamente, los que también contribuyen a causar el efecto invernadero: el metano y el óxido nitroso, y los tres gases industriales fluorados: el hidrofluorocarbono, el perfluorocarbono y el hexafluoruro de azufre. Habiendo atacado con éxito el primero de estos gases fluorados.

    La valiosa información científica, estadística y visual -entre la que apunto el estudio de los cambios climáticos durante las épocas de las glaciaciones y las transformaciones que les siguieron, durante un periodo de 650 mil años- están además las explicaciones científicas presentadas de modo meritoriamente sencillo, a efecto de que puedan ser entendidas por todo mundo. Gore inclusive se acerca a explicaciones algo más profundas frente a preguntas incómodas, como las razones de que Washington no haya suscrito hasta la fecha el Protocolo de Kyoto: un comic nos muestra una balanza en la que en un plato está el planeta y en el otro un amontonamiento de barras de oro: los intereses económicos contra el mundo. Suelta finalmente la parte fuerte de La verdad incómoda: la sociedad y el gobierno de Estados Unidos son con mucho los responsables mayores del calentamiento global.

    También se habla de la falta de “voluntad política” -que queda inexplicada- y da el peso mayor a su explicación como un problema moral y de conciencia -o de falta de ella- de la humanidad.

    Si todos las seguimos, el monumental problema del calentamiento global que ya causa estragos formidables será revertido.

    Gore nos dice cómo: use menos agua caliente, evite productos con mucho empaque, cambie un foco normal por uno fluorescente, maneje menos, recicle más; revise sus llantas, deben estar infladas adecuadamente; ajuste el termostato de su clima artificial sólo 2 grados hacia arriba en invierno y 2 hacia abajo en verano, apague sus aparatos cuando no los use, plante un árbol.

    El quincenario Orbe No. 138, inserto en La Jornada del domingo pasado, incluye un artículo de Ismael Clark, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba: “Controversia sobre la sostenibilidad”. Un escrito lleno de contrastes. Sobre todo en sus citas. Una, lúcida, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN): “La fe en la oportunidad de consumir sin límites en un mundo ecológicamente limitado es una poderosa fuerza motriz que aumenta el riesgo global”.

    Después se ampara en Leonardo Boff, quien concluye “de manera elocuente” -dice Clark- que “la lógica del capital, como modo de producción y como cultura, es producir acumulación mediante la explotación del trabajo de las personas…, y finalmente por el pillaje contra la naturaleza”. Mala cosa tener por conclusión el punto de partida del análisis de la sociedad en la que vivimos.

    La ciencia nos puede decir, como lo está haciendo, lo que ocurre y por qué ocurre, en términos científicos. La UICN nos da la explicación social: la cultura del consumo sin límites frente a un mundo ecológicamente limitado. Si nos atenemos a Boff, es preciso cambiar el modo de producción: la enchilada completa, ¿cómo y para cuándo a nivel planetario? Vaciladas, con el planeta al borde del abismo.

    Podemos seguir las recomendaciones de Gore, y ciertamente ayudaremos. Pero la cultura del consumismo sin freno, nacida en Estados Unidos, no se ha apoderado de toda la sociedad planetaria; no ocurre en el vasto espacio del subdesarrollo y muchos países capitalistas desarrollados aportan cuotas insignificantes al calentamiento global. Requerimos de la ciencia y de un cambio cultural de gran magnitud que no alcanzaremos sin pasar por la política a nivel global.

    Posted by njtorres @ 10:41 am

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