Jesucristo estaba realizando uno de sus habituales paseos por el cielo, cuando de repente se cruza con un hombre de largas barbas, vestido con una túnica, con un rostro venerable. Y Jesús, mirándolo con una mezclade emoción y sorpresa, le dice:
– Perdone, buen hombre. Yo a usted le conozco de algo… Usted en la otra vida…
– Yo hace muchos años que ya no estoy en la otra vida. En la tierra era carpintero y tuve un hijo que se hizo muy famoso en toda la humanidad.
Al oir estas palabras, Jesús abraza al venerable anciano y gita:
– ¡Padre!
– ¡Padre!
A lo que el viejo replica:
– ¡Pinocho!
– Esta noche un hombre ha entrado en la habitación de una monja. Este hombre uso un dispositivo contraceptivo. El jardinero lo ha encontrado en el jardín esta mañana.
99 monjas exclamaron: «Ooooooooooooooooh!»
Una exclamo: «Je, je, je!»
Continuó la madre superiora:
– Sin embargo, el dispositivo contraceptivo en cuestion ha resultado tener un agujero.
99 monjas exclamaron: «Je, je, je!»
Una exclamo: «Ooooooooooooooooh!»
El castigo del diablo
Un hombre murió y fue enviado al infierno. Allí encontró al diablo, quien le dijo que acababan de introducir algunas mejoras y que ahora cada nuevo inquilino podía elegir entre tres tipos de tortura. El demonio le explicó que estas torturas corrían en ciclos de mil años y que podía elegir en cuál ciclo empezar.
El tipo fue conducido por el diablo a la primer sala de torturas donde un hombre estaba siendo azotado con cadenas.
«Paso al siguiente», dijo el fulano.
En la siguiente sala, un hombre estaba colgado de los brazos y lo estaban azotando con un látigo con puntas de hierro. El tipo sacudió la cabeza en señal de disgusto.
Finalmente, pasaron a la última sala, donde otro hombre estaba atado a la pared, totalmente desnudo. Una mujer escultural le estaba prácticando sexo oral. El tipo indica:
«Sí, sí, aquí es donde quiero empezar».
El diablo le preguntó:
«¿Estás seguro? Te recuerdo que esto va a durar mil años».
«Sí, estoy seguro. Éste es el lugar».
«Bueno», acepta el demonio encogiéndose de hombros.
El diablo caminó hasta donde estaba la hermosa rubia, le tocó el hombro y le dijo:
«Ya llegó tu reemplazo».
Estaban unos curitas misioneros pidiendo caridad para los pobres en las casas de un barrio de clase alta. Cuando llegan a una de estas casas, tocan la puerta y abre una señora. Los curitas dicen:
– Dios la bendiga, buena dama. Somos hermanos de Cristo.
– ¡Pues qué bien se conservan
-Cuando tienen de 15 a 20 años dicen: «MUCHOS SON LOS LLAMADOS POCOS SON LOS ESCOGIDOS»
-Cuando pasan los 20 años dicen: «EXAMINADLOS A TODOS Y RETENED LOS BUENOS»
-Cuando tienen 30 y siguen solteros dicen: «VENID A MI TODOS LOS QUE ESTÁIS TRABAJADOS Y CARGADOS…»
-Cuando cumplen 40 dicen: «EL QUE VIENE A MI YO NO LE ECHO FUERA»
-Y si pasan de los 50 dicen: «JUNTAMENTE CON EL ESTOY CRUCIFICADO»
Esto son tres religiosos, un cura, un musulmán, y un rabino que están discutiendo la manera de repartir las limosnas. El cura dice: Nosotros tenemos un método que nos resulta muy bien, trazamos un circulo en el suelo, tiramos las monedas al aire, las que caen dentro, se las ofrecemos a Dios, y las otras para la parroquia.
El musulmán explica:
Ah!, el nuestro, es mejor, trazamos una línea recta en el suelo y tiramos las monedas, las que caen a la derecha se las ofrecemos a Dios, y las otras, para la parroquia.
Ahora el turno al judío:
El nuestro es el mejor, tiramos las monedas al aire, ¡Las que coge Dios, son para Él, y las otras para la parroquia!
Una señora va a la iglesia, durante la misa el padre pregunta: ¿Cuántos quieren ir al cielo?
Todos responden: ¡Yo!, y la señora se queda callada.
El padre pregunta de nuevo: ¿Cuántos quieren ir al cielo?
De nuevo todos dicen: ¡Yo!, y la señora callada.
El padre pregunta: Señora, ¿Usted no quiere ir al cielo?
La señora responde: Yo si quiero, pero me voy en otro viaje porque este está muy lleno.