Mauricio Hurtado es un hombre de 43 años quien se dedica a lustrar zapatos en el Terminal Terrestre de Guayaquil, su jornada de trabajo empieza a las 6 de la mañana y termina a las 4 de la tarde; a parte de eso se dedica a la obra de Dios. Tuve la oportunidad de hacerle ciertas preguntas:
¿Qué considera que se debe hacer en los momentos de dificultad?
«En lo secular no puedo decirlo; pero en los espiritual: ponerse en las manos de Dios, encomendarse a Él, poner toda nuestra confianza en Él porque es el único que puede solucionar nuestros problemas.»
¿Ha sentido depresión? Si es así, ¿alguna vez la depresión lo quiso llevar a tomar alguna mala decisión? «Si, a veces me he sentido deprimido; pero no he llegado al punto de no querer saber nada de la vida, gracias a Dios la depresión no me ha llevado a tomar ninguna mala decisión.»
¿Posee usted alguna enfermedad? «No, eso no existe para mí.»
La forma de ser de este hombre me llena de admiración debido que a pesar de que él posee esclerosis (es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal), el siempre menciona que no tiene ninguna enfermedad y eso es digno de admirar a causa de que su fe es muy grande. Algo que me llamó la atención fue que durante la entrevista, don Mauricio, observó que había una mujer que llevaba una gran caja, y el se acercó y le llevó la caja hasta dentro del terminal, él no vio obstáculo ni dolor. Sin duda su generosidad y su gran fe son grandes cualidades que él posee.
