Como toda moda, en aquel entonces, la tradición de poner un árbol de navidad en las casas y adornarlo pertenecía sólo a las familias pudientes de la época, mientras que el resto de la población de escasos recursos se conformaba con observar estos adornos en plazas comerciales, mercados e iglesias.
El primer árbol navideño público se colocó en 1878 en el mercado de navidad del niño Jesús en Núremberg al sur de Alemania, el cual hoy en día permanece como uno de los mercados tradicionales de la región. Los encargados de esparcir la noticia fueron algunos viajeros que llevando la imagen del árbol se trasladaron a tierras americanas, iniciando en Estados Unidos en el siglo XX.