Últimamente he leído sobre la teoría del inconciente colectivo de Jung y su teoría puede servir de modelo para nuestras idiosincrasias muy ecuatorianas, especialmente en nuestra relación con nuestros mandatarios.
Según Jung, la verdadera personalidad es infinita, tan grande que no llegamos a estar totalmente conciente de ello y parte conciente de nuestra personalidad se llama ego y proceso de crecimiento interior se basa en ir comprendiendo cosas no reconocidas de nuestra personalidad, a este conjunto de cosas Jung la llamo sombra. Es decir el ego tiene que ir reconociendo a la sombra como de la propia personalidad.
Pero el encuentro del ego con la sombra es amenazante, en la vida cotidiana la forma más directa de apreciar nuestra sombra es cuando tenemos una persona cercana cuyas características nos hace tener antipatía por esa persona. Esta persona corresponde a un símbolo de la sombra en la cual. La sobra de nuestro interior trata de ser reconocida por el ego. Y es parte del desarrollo interno que el ego reconozca como características propias aquello de detesta de la persona que nos cae antipática.
Otro arquetipo que es parte de la siquis humana es la persona, que es la interfase de nuestro ego con el mundo social. En la persona se codifican una serie de valores y acciones que nos han seres sociales.
Ahora viene la analogía con la realidad ecuatoriana
Resulta que la personalidad ecuatoriana es infinita y mi hipótesis es que nuestro ego ecuatoriano no recoge la facetas importantes de esta personalidad, que existe muchísimas cosas que las hemos relegado en la sombra ecuatoriana entre ellas todo lo que llamamos «cholo», ya que nosotros tenemos como ego es lo que hemos internalizado de los valores de nuestros conquistadores europeos. Y que en la sombra no solo hemos relegados nuestros valores cholos, chicheros o mestizos sino que hemos arrojado características buenas de nosotros como capacidad de inventiva, imaginación y otras cosas mas que necesita ser reconocidas. Este ego débil ecuatoriano, esta es una hipótesis, hace que necesitemos de lideres que se muestren fuertes, no necesariamente con egos fuertes y que exijamos a los lideres que así lo sean.
Que hay de malo en esto?
Resulta que al exigir que el presidente resuelva todos los problemas de todos los ecuatorianos, el arquetipo de persona del primer mandatario, se inflama y crece espectacularmente y comienza a olvidarse de su propio ego que es la base conciente de su propio ser. Esto hace que el ego del presidente se identifique con su rol social que le exige el pueblo y en ese momento el presidente deja de ser un ser completo y se cree que su ego es igual al rol que desempeña, un salvador de la patria.
El presidente al no ser conciente de su propio ser y creerse que es el salvador de la patria, comienza a perder sensibilidad con lo que le rodea y eso es precisamente lo que pasa con el presidente del Ecuador en este momento. El ego débil del pueblo mas la creencia del presidente de ser el salvador de la patria, a hecho que el presidente comience a estar mas alejado de lo que le rodea.
Esta pequeñez o debilidad en nuestro ego hace que no seamos sensibles con nosotros mismos, peor con los demas y esto ultimo explica porque a un grupo euatorianos se le hace dificil alcanzar el conceso, es decir reconocer las necesidades del otro.