Una de las cosas que he aprendido en Quito es a defenderme del abuso de pequeños comerciantes de Quito, como un lustra botas o vendedores de helado. Eso es algo común en Quito, que los pequeños comerciantes tienen una lógica interna común a la hora< de fijar el precio de sus servicios: Si el cliente tiene apariencia de billeteado y ha consumido el servicio y no a pregunto previamente el precio, a la hora que el cliente pague, el comerciante tendrá derecha a extorsionarlo, cobrándole cualquier precio que vendedor quiera.
Esto es algo que no se ve en Guayaquil, ya que hay una mejor cultura comercial y se respetan los precios no importa la apariencia que tenga el cliente.
Escribo este post porque ayer un amigo que venia de Guayaquil me dijo que afuera del aeropuerto le cobraron un dólar por lustrarse los zapatos y me acuerdo que otro amigo le quisieron cobrar 4.50 dólares en la plaza Grande por lustrarse los zapatos.
Así que las personas que vengan a Quito, es imperioso preguntar primero el precio antes de contratar los servicios de algún comerciante ambulante, especialmente aquellos que luzcan como extranjeros o billeteados.