Nuestro reloj falló,
se te detuvo en nuestro eclipse de amor.
Nos sobro tiempo y nos deshicimos de el
matando segundos con besos eternos.
“Siempre juntos” prometimos,
mientras soñábamos con el futuro incierto.
“Siempre juntos” repetíamos,
mientras acariciabas mi cuerpo desierto.
“Siempre juntos” nos decíamos,
mientras bordeabas mi cintura con tus besos.
Aferrada a tu mirada, los cuerpos estorbaban,
éramos dos almas libres
perdidas entre el fuego infernal.
Tocando el cielo con las manos
mientras nos amábamos.
La tierra prometida era yo,
tú, mi colón,
descubriéndome cosas que ni yo me conocía
mientras un rayo de luna nos cubría.
El cielo lloraba envidioso
y su lluvia nos enfriaba.
Volvían los cuerpos,
nuestras almas incineradas.
Recordábamos la hazaña,
la audacia de las acrobacias.
El tiempo volvió..
Segundo a segundo pasaba
mientras los corazones se desaceleraban.
Pero el acto no fue pasado,
porque nunca pasó,
porque nuestro reloj falló,
justo a tiempo.
Elizabeth Mendoza Muñoz
Muy lindo poema donde relata que para el amor eterno no existe espacio ni tiempo.. Felicidades muy buen Blog..
Gracias José Daniel.
Lindo poema, siga adelante.
Gracias tía querida.