¡Hola Compañeros!
Les saluda Elizabeth Mendoza, una chica con sueños de caracól.
Estudiante de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, aspirante a Ingeniería en Petróleos.
19 Inviernos han pasado ya, y esto soy.
«Esta sección es escrita, gracias a los que pueden juzgar mi juicio al tener sueños como los de un animal tan pequeño como aquel que tan solo se desplaza 50 centímetros en una hora. Ellos se preguntan ¿qué tan lejos querré llegar en mi vida? ¿qué sueños podría tener un caracol?. Pero ahora yo me pregunto ¿qué sabemos nosotros de sueños?. Acaso no son los sueños, esa cumbre que no puedes mirar. Así como el tiempo es relativo, el espacio también lo es, y en medio de la selva, donde ningún humano a aparecido nunca, lo que para nosotros es una montaña con una cumbre que desde allí no podemos mirar, para un caracol es exactamente lo mismo. Y ese pequeño animal solo conoce otros pequeños animales, unos mucho más pequeños, otros un poco más grandes. al igual que nosotros con nuestras amenazas y nuestros amenazados. Y ese caracol se cree dueño del mundo, y mira esa montaña desde tan lejos, pero es su sueño, es su tiempo perdido, es su triunfo ganado. Y si yo como persona sueño escalar esa montaña, lo conseguiré y será una cumbre descubierta, y aunque el recuerdo será eterno, el triunfo será momentáneo, tal vez ese tiempo perdido no valga la pena. De que te sirve gastar tu tiempo en realizar sueños posibles, si tendrás que volver a bajar de esa cima, si lo descubierto nunca será más interesante que lo imposible. Pero y ¿sí yo fuera un caracol? ¿realmente podré, llegar hasta esa cima? No podré, pero es mi sueño, y cada luna que aparezca en mi cielo será parte de mi triunfo y me hará más feliz ,y así cada que me sienta en la gloria pensando que llegué a la cima, tendré que seguir subiendo, y no tendré prisa por que ahora te das cuenta que no es una obligación es tu vida el alcanzar un sueño, es un motor, y el triunfo no será momentáneo y el tiempo si valdrá la pena, porque cuando mi alma se separé de mi cuerpo y se eleve, yo veré esa cima, y solo ahí confirmaré que esa felicidad que me daba la luna, el amanecer, el paisaje, el amor, la utopía, es lo único que llega a importar al final del camino. Y El triunfo eterno será este: Soñar tan grande como puedas, con una cumbre que nunca puedas mirar, y ser feliz con cada astro en el cielo, con cada gota de lluvia en el suelo, con cada caída y cada paso de hierro, porque al final del camino, la felicidad será lo único que importa.»
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