La Reserva Buenaventura se creó en 1999 para proteger la localidad típica del Perico de Orcés (Pyrrhura orcesi), la cual fue descubierta en este sitio por Robert Ridgely y otros investigadores en 1980, y descrito por él y Mark Robbins en 1988.

En la decada de los 90′s, la cobertura forestal  de esta zona se redujo y devastó substancialmente debido a la creación de  extensos pastizales. La reserva creció desde sus 400 hectáreas iniciales a casi 2.000 hectáreas en el 2011. La Reserva cubre un rango altitudinal desde casi 400 msnm hasta un poco más de 1200 m, y protege uno de los parches más extensos de bosque nublado piemontano de la estribación occidental de los Andes del suroeste de Ecuador. En esta zona se combinan elementos de bosques secos tumbesinos del sur de Ecuador y noroeste de Perú, con elementos de los bosques húmedos del Chocó del noroccidente ecuatoriano. Esta es una de las regiones más devastadas de todo el mundo – se estima que apenas un 5-10% de la cobertura original de bosques permanece en pie. En la Reserva Buenaventura se han registrado más de 330 especies de aves, de las cuales 12 ( tal vez 13) se califican como globalmente amenazadas, mientras otras 34 especies son endémicas regionales.

Ubicación

La Reserva está localizada  a 8-15 km de la ciudad de Piñas, en el carretero que desciende hacia Santa Rosa y Machala. El carretero principal atraviesa la reserva. El nuevo aeropuerto en las afueras de Santa Rosa se encuentra a unos 45 minutos en vehículo de la entrada sur a la reserva; la entrada norte está casi 8 km al sur de la ciudad de Piñas.

 

Importancia biológica

Este bosque nublado tropical depende de la humedad que proviene del océano Pacífico (localmente llamada garúa), que se enfría conforme asciende hacia las montañas. La relativa ausencia de sol reduce la evapotranspiración y mantiene al bosque en apariencia húmedo incluso durante la estación seca, cuando las lluvias son escasas. La parte baja de la reserva es mucho más soleada, seca y tiene un aspecto más “tumbesino”. Es aquí donde existen  unas pequeñas poblaciones del amenazado Perico Macareño y del Mosquero Real del Pacífico. A pocos minutos de caminata desde el hotel es posible encontrar un lek (sitio de cortejo colectivo) del Pájaro Paraguas Longuipéndulo, sin duda uno de los pájaros más bizarros del mundo –por eso llamamos Umbrellabird (Pájaro Paraguas) al hotel localizado en la reserva. Al menos una media docena del Gavilán Dorsigrís, especie casi endémica, reside en la reserva; ésta es quizás la mayor población protegida de este rapaz amenazado, que aquí se observa con facilidad.

En los bebederos para colibríes que rodean al Umbrellabird Lodge es posible encontrar muchas de las 31 especies de colibríes registrados en Buenaventura. Las Guacharacas Cabecirrufas (otra especie endémica y amenazada) y los Tucanes del Chocó se observan con frecuencia en los árboles que rodean al lodge, junto a una gran variedad de aves, en particular ahora que el bosque sigue restableciéndose en lo que antes fue un pastizal. La porción más alta de la reserva, sobre 800 m de altitud, cubre el hábitat del ave insigne de Buenaventura, el Perico de El Oro. En la reserva viven casi dos tercios de la población mundial de este perico, con 150-200 individuos; su población ha estado creciendo constantemente como resultado de una exitosa campaña de nidos-caja artificiales que suplen la falta de sitios adecuados para nidificar.  En una montaña vecina habitan otra bandada, que completa la población total de esta especie en el mundo. Hay además varias especies raras adicionales en estos exuberantes bosques nublados: a más del perico, el más notable es el Tapaculo Ecuatoriano (Scytalopus robbinsi), que se descubrió en este sitio recién en 1985 y es al parecer todavía más raro que el perico. Se cree que su población apenas comprende unas pocas docenas de parejas, y no se conoce de su existencia en ninguna otra localidad en el mundo.

El Mono Capuchino Blanco del Occidente, especie críticamente amenazada en Ecuador, vivía en Buenaventura pero fue cazada hasta la extinción en los años 90. Iniciamos un proyecto de reintroducción en el 2010. Hay también al menos tres tropas del Mono Aullador Negro; una de estas tropas suele formar parte del coro del amanecer en el Umbrellabird Lodge. Otros mamíferos amenazados presentes en la reserva son el Perezoso de Dos Dedos de Occidente, el Oso Hormiguero de Occidente y el Tigrillo Chico Manchado; incluso es posible ver pumas. En un inventario preliminar de reptiles y anfibios de la reserva desarrollado por herpetólogos del Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales se registró 41 especies, un tercio de ellas endémicas y cinco consideradas como amenazadas. También se descubrió –y están en descripción– una nueva especie de rara y una nueva lagartija. Las ranitas venenosas de brillantes colores son numerosas durante varias épocas del año en los pequeños riachuelos.

Los árboles del bosque nublado ofrecen hábitat idóneo para muchas epifitas, incluyendo numerosas orquídeas. A lo largo de los 10 km de la “Ruta Escénica”, que atraviesa gran parte de la reserva, hay varios parches de Heliconias o platanillos. Este carretero cruza junto al lodge y sale por sobre el monumento a los soldados que murieron defendiendo al Ecuador en la guerra de 1941. Mariposas Morpho aparecen cuando brilla el sol, luciendo su tornasol en lentos vuelos. La diversidad de mariposas todavía requiere investigación. Al igual de las aves y anfibios, la flora de Buenaventura incluye un alto componente de especies endémicas y amenazadas.

Prácticamente no queda bosque original –solo sobreviven uno o dos árboles gigantes, testimonio de la gloria que alguna vez reinó en el lugar. Sin embargo, la abundante humedad y los suelos ricos en nutrientes permiten una regeneración natural marcadamente rápida, por lo que el bosque se está recuperando pronto (buena parte de esta recuperación cuenta con la ayuda del programa de reforestación de la fundación). Hasta hace pocos años, buena parte de lo que hoy es la Reserva Buenaventura estaba cubierta por pastizales para ganado, en los cuales dominaba el pasto africano, una especie muy agresiva y fuerte. Los pastizales más grandes han sido el enfoque primordial de nuestros esfuerzos de reforestación con una gran variedad de especies nativas. Más de 400 hectáreas se han reforestado de esta manera, y la recuperación ha iniciado. Hemos dejado que los pastizales más pequeños, próximos a fuentes naturales de semillas en los bosques que los circundan se regeneren naturalmente. Ahora, buena parte de este “expastizal” se está convirtiendo en un bosque con dosel cerrado, proveyendo de hábitat ideal para muchas especies de aves cuyas poblaciones también se están recuperando. Mirar este proceso es gratificante y nos permite creer en el éxito de largo plazo.