AlimentaciAlimentaci y pueden afectar a nuestro organismo e incrementar la aparición de ciertas patologías. Pero para conseguir llegar al peso deseado no hay que matarse en el gimnasio o pasar hambre, hay que acelerar el metabolismo, ya que también participa en la pérdida de peso.
Para que estés al día en las investigaciones científicas sobre nutrición, la web Movimiento Actívate te trae las novedades y los últimos descubrimientos sobre las grasas y analiza para ti los mejores suplementos del mercado. De hecho, cada año elabora un ranking de las mejores pastillas para adelgazar con las que podrás controlar tu peso de una forma más sencilla.
¿Cómo activar tu metabolismo para perder peso?
Siempre se ha tenido la creencia de que el consumo de grasas es el mayor enemigo del adelgazamiento y se ha recomendado su supresión en cualquier dieta. La ingestión de grasas se ha relacionado con el aumento de la aparición de enfermedades cardiovasculares y el colesterol.
Actualmente, los expertos en nutrición han llegado a otras conclusiones investigando las diferencias entre la grasa blanca y la grasa parda existente en nuestro cuerpo y cómo afecta cada una al organismo.
Grasa blanca: esta es la que el cuerpo acumula para reservar energía y que aparece en zonas como glúteos, caderas o abdomen.
Grasa Parda: es aquella que mantiene nuestro calor corporal y que tenemos desde que nacemos, es con la que los recién nacidos conservan su temperatura. Esta grasa es capaz de convertir la energía de la grasa blanca en calor quemando calorías, lo que se conoce como termogénesis.
En los alimentos, sin embargo, podemos diferenciar 3 tipos de grasas:
Grasas insaturadas: estas a su vez pueden ser monoinsaturadas o poliinsaturadas. Las grasas insaturadas están presentes en muchos alimentos de la dieta mediterránea como los frutos secos (almendras, nueces), el atún, la sardina, la caballa, el arenque, el salmón, el aguacate o el aceite de oliva virgen extra. Estos alimentos ayudan a activar la grasa parda y las consideramos grasas buenas.
Grasas saturadas: las grasas de este tipo han estado siempre demonizadas porque se las asocia al incremento del colesterol y de las enfermedades coronarias. Se encuentran en alimentos como la mantequilla, la nata, el queso, el paté, la carne o el aceite de coco. Hoy en día, se sabe que este tipo de grasas, cuando se encuentran de forma natural en el alimento y no provienen de un ultraprocesado no son tan negativas para nuestra salud, ya que ayuda a disminuir el colesterol LDL, es decir, el que es perjudicial.
Otros motivos para no desterrar estas grasas saturadas de nuestra dieta es que tiene algunos beneficios como la fijación del calcio en los huesos, la protección de las células y la mejora de nuestro sistema inmunitario.
Grasas Trans: estas son grasas artificiales, creadas hidrogenando grasas vegetales (margarina) y son muy peligrosas para la salud. Se ha demostrado que su consumo no solo incrementa el colesterol malo (LDL) sino que también disminuyen el colesterol bueno (HDL) con los riesgos que esto conlleva.