Habiendo terminado la jornada de dos días que duró EL Congreso Universitario De Católicos, proponiéndome a verdaderamente ser mejor, para no solo ser un buen profesional sino para mejorar como persona, me encontré con algo que no pensé que hallaría, la llamada de Dios a volver a sus brazos y a su corazón, la misma que fue tan grande que me es insensato no realizar cosas concretas para efectivamente, ser mejor.
¿Entonces qué pasó?

Pues leyendo un artículo del JMJ, se me vino a la mente algo crucial e importante que no lo había determinado antes y que creo y considero que es de urgencia en mi persona, y por eso me atrevo a escribirlo para que no se quede solo en mi.

Y que es?

Es algo que quizás muchos de nosotros no nos damos cuenta cuando estamos estudiando, nuestro comportamiento determinador para la sociedad.

A  qué me refiero con esto, a que muchas veces nuestro ejemplo no es el adecuado para las demás personas, para nuestros compañeros de aula, amigos, profesores, etc.… Si bien es cierto nosotros tratamos de esforzarnos día a día, o al menos eso espero, y aquello involucra estudiar duro, hacer las tareas, dormir bien, no desperdiciar tiempo, sacrificar muchas cosas, y bueno otras más que muchos saben que también son importantes, pero el punto no es, como mencionaban dentro del Congreso, darse solamente y en totalidad al ESTUDIO, o peor aun no dar nada, sino que implica el saber hacer las cosas que en mi día particular, con el tiempo adecuado, debo realizar.

Y de qué manera se da esto, pues el problema que menciono y por el cual me preocupo, es que, muchas veces al ser alguien que ha caído en el activismo, solemos hacer las cosas de mí día a día de una manera errónea, o solo pensamos en nosotros mismos y en que debemos solo luchar por ser profesionales, o solo pensamos en que hacer bastante está bien, cosa que verdaderamente no debería ser así. Ya que al pensar de esta manera, actuamos más en función de nuestro bienestar, que el del otro, un claro ejemplo, cuando sabemos que debemos ayudar a la persona que está mal, quizás no académicamente sino espiritualmente, y no lo hacemos. Más bien la catalogamos de “alguien raro”; muchas veces he escuchado la frase “ese man es raro”  o “esa chica es rara”, y que pena por estas personas que no se dan cuenta de que decir estas cosas, tener estos pensamiento o actuar de esta manera discriminadora, está afectando en gran magnitud a la sociedad futura. No te has puesto a pensar alguna vez, que al hacer aquello estas forjando a que ese ser humano, se vuelva una persona cerrada, una persona sola, que no le guste tener amigos porque piensa que no lo estiman por ser “raro”.

¿Y que pasa cuando esa persona ya se hace profesional?

Pues, podría ser un mal trabajador, un mal jefe, un mal conductor, aquella persona que se convierta en el jefe de tu hijo, el ladrón que le robe el celular, el profesor que deje de curso a todos sus estudiantes, el amigo “vacilón” de tu enamorada, el mal profesional que te haga la vida imposible en tu trabajo, el drogadicto que incendie tu vivienda, etc.… y ahora, quieres realmente seguir tratando así a tus compañeros? Pues yo no, y ruego a Dios para que ustedes tampoco, espero que con concienticen sobre nuestro actuar y que nos demos cuenta cada momento que solemos hacer esto, para poder corregirlo.

This entry was posted on martes, agosto 2nd, 2011 at 2:35 am and is filed under Ecuador. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.