El uso masivo de los combustibles fósiles tanto en la industria como en los vehículos de motor provoca el aumento del dióxido de azufre y de los óxidos de nitrógeno en la atmósfera. Cuando estos productos se combinan con el agua de las nubes, se forma ácido sulfúrico y ácido nítrico. El viento se lleva las nubes contaminadas a veces hasta a varios miles de kilómetros de la fuente de la contaminación.
Las lluvias ácidas eliminan del suelo los elementos nutritivos esenciales para la vida vegetal. Disuelven otros minerales y reducen la capacidad de los árboles para hacer que la savia suba hasta las hojas. Las lluvias que se observaron en Pitlochry, Escocia, eran tan ácidas como el jugo de limón, o sea mil veces más que el agua de lluvia normal.
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