Uno de los aspectos más complejos y delicados a resolver tras un divorcio es la atribución del uso de la vivienda familiar. Esta cuestión cobra especial relevancia cuando hay hijos menores de por medio, ya que su bienestar es la prioridad en las decisiones judiciales. Sin embargo, también puede generar incertidumbre en los casos donde no existen hijos, o cuando la vivienda es propiedad de uno de los cónyuges. En este artículo, abordaremos en detalle cómo se determina quién se queda con la casa tras un divorcio en España, los diferentes regímenes económicos matrimoniales, y el impacto de la custodia de los hijos en estas decisiones.
La vivienda familiar: un punto clave en el divorcio
La vivienda familiar es el hogar donde el matrimonio ha residido de manera habitual durante la relación. Este bien no solo tiene un valor económico, sino que representa el espacio donde se ha construido la vida familiar. Por lo tanto, la asignación de su uso después del divorcio genera tensiones, especialmente cuando no se logra llegar a un acuerdo mutuo. Es importante diferenciar entre la propiedad de la vivienda y el uso de la misma, ya que no siempre coinciden.
Factores que influyen en la decisión
Existen varios factores que influyen en la decisión de quién se queda con la vivienda tras el divorcio, entre los que destacan:
- Existencia de hijos menores: El Código Civil español, en su artículo 96, prioriza la estabilidad de los hijos menores. Si el divorcio implica hijos menores de edad, lo más común es que se asigne el uso de la vivienda al progenitor con quien los hijos residan habitualmente, independientemente de quién sea el propietario de la casa.
- Régimen económico matrimonial: El régimen económico bajo el que se haya constituido el matrimonio también influye en la resolución sobre la vivienda. En un régimen de gananciales, los bienes adquiridos durante el matrimonio son propiedad común, lo que puede implicar una división o compensación económica tras el divorcio. En cambio, en un régimen de separación de bienes, cada cónyuge conserva la titularidad de los bienes que adquirió antes o durante el matrimonio, a no ser que se establezcan acuerdos diferentes.
- Situación económica de los cónyuges: El cónyuge más vulnerable económicamente tras el divorcio puede recibir la atribución temporal del uso de la vivienda, incluso si no es el propietario. Esta medida se aplica para evitar que uno de los cónyuges quede en una situación de desprotección hasta que logre mejorar su situación.
Régimen de gananciales vs. separación de bienes
Régimen de gananciales
En los matrimonios bajo el régimen de gananciales, todos los bienes adquiridos durante el matrimonio se consideran propiedad común, a menos que sean bienes privativos (adquiridos antes del matrimonio o por herencia/donación). Si la vivienda familiar se adquirió durante el matrimonio, es probable que ambas partes tengan derecho sobre ella.
En estos casos, hay dos opciones frecuentes:
- Venta de la vivienda y reparto de los beneficios: Si los cónyuges no llegan a un acuerdo sobre quién se queda con la casa, una solución habitual es la venta de la vivienda, repartiendo los beneficios entre ambas partes de manera equitativa.
- Compra de la parte del otro cónyuge: Si uno de los cónyuges desea quedarse con la vivienda, puede ofrecer una compensación económica a la otra parte, pagando la mitad del valor de la propiedad para convertirse en el único titular.
Régimen de separación de bienes
En el régimen de separación de bienes, cada cónyuge mantiene la titularidad de los bienes que adquiera de forma individual, incluso durante el matrimonio. Si la vivienda es privativa de uno de los cónyuges (es decir, si fue adquirida antes del matrimonio o únicamente por uno de ellos), este conservará la propiedad tras el divorcio. No obstante, si hay hijos menores, el cónyuge no titular que tenga la custodia de los hijos puede seguir usando la vivienda de manera temporal, siempre priorizando el bienestar de los menores.
Custodia de los hijos y la vivienda familiar
El tipo de custodia otorgada en el divorcio es uno de los elementos clave para determinar quién se queda con la vivienda. Existen dos modalidades principales: custodia compartida y custodia monoparental.
- Custodia compartida: En los casos en los que se otorga la custodia compartida, los hijos alternan periodos de convivencia con ambos progenitores. Esto puede generar situaciones en las que ambos padres tienen derecho a utilizar la vivienda. Una solución común es la creación de un «sistema de casa nido», en el que los hijos permanecen en la vivienda familiar, y los progenitores se alternan en su uso. Sin embargo, esta opción no siempre es viable a largo plazo, ya que puede implicar costes económicos elevados.
- Custodia monoparental: Cuando uno de los progenitores tiene la custodia exclusiva, generalmente es este quien se queda con el uso de la vivienda familiar junto a los hijos. Esta situación puede mantenerse hasta que los hijos alcancen la mayoría de edad o dejen de ser dependientes económicamente.
Atribución del uso de la vivienda cuando no hay hijos
En los casos en los que no hay hijos o los hijos son mayores de edad, la decisión sobre la vivienda se basa principalmente en la situación económica de los cónyuges. Si uno de los cónyuges queda en una situación de desprotección tras el divorcio, el juez puede otorgarle el uso de la vivienda de manera temporal, hasta que mejore su situación económica. Esta medida tiene como objetivo evitar que uno de los cónyuges quede sin recursos tras la separación.
Si ambos cónyuges están en condiciones económicas similares, la vivienda puede ser vendida y los beneficios repartidos, o uno de los cónyuges puede adquirir la parte del otro para quedarse con la propiedad.
El caso concreto de Barcelona
En ciudades grandes como Barcelona, los divorcios tienden a ser más complicados debido al alto coste de la vivienda. Según Abogado Divorcio Barcelona, la atribución de la vivienda se convierte en un tema central en los casos de divorcio con hijos. El elevado precio de los alquileres y las propiedades hace que muchos cónyuges prefieran quedarse con el uso de la vivienda familiar en lugar de buscar una nueva residencia.
En Barcelona, como en el resto de España, el juez prioriza el bienestar de los menores. Si se trata de un divorcio con custodia monoparental, es muy probable que el progenitor que tenga la custodia reciba la atribución de la vivienda familiar, aunque no sea el propietario.
Por otro lado, los abogados de divorcio en Barcelona también han señalado que, en los casos de custodia compartida, los jueces suelen fomentar acuerdos que permitan una solución equilibrada, como la venta de la vivienda para repartir los beneficios o el uso alternado de la misma, si las circunstancias lo permiten.