Publicado el: 29 de Junio, 2009, 9:51 PM Bs.As.
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Como en todo el campeonato, el equipo que dirige Horst Hrubesch a exhibió una sólida defensa -un gol encajado en cinco partidos-; disciplina, una eficacia envidiable -hizo gol en sus dos primeras ocasiones- y el talento de Özil, un jugador llamado a grandes metas, pero volvió a ser un equipo sin grandeza, ganador pero aburrido y pobre en juego.Beck, el lateral alemán que le dio el pase a la final con un golazo frente a Italia, había pronosticado un «duelo de gigantes» en la final: sería por la altura de los jugadores, porque por el juego fue más bien un duelo de «enanos».
Alemania no tuvo ningún rubor en tirarse atrás desde el inicio, tal como lo lleva haciendo todo el torneo, confiándolo todo a esperar el error ajeno y cazar algún contraataque.
Hrubesch, tan tosco de técnico como lo era de jugador, fue aún más rácano: sentó al renqueante extremo Marko Marin para dar entrada al trotón Hummels y pasó a jugar con un punta y cinco centrocampistas, marginando a Özil a la banda izquierda.
Salvo los cinco primeros minutos, en los que Inglaterra salió como un tiro y Theo Walcott -desaparecido el resto del partido- desperdició una buena ocasión, el resto se jugó como Alemania quería: con el balón en los pies pero sin espacios, Inglaterra mostró muchas limitaciones y no creó demasiado peligro.
El partido era un aburrimiento, como bien testificaron los pitidos desde la grada en el minuto 10, pero con Özil en el campo nunca se sabe, aunque su técnico se empeñe en alejarlo del juego: el alemán bajó a recibir a su posición natural de «diez» y dibujó un pase perfecto a la espalda de Cranie que Gonzalo Castro, un jugador que llegó a debutar con la sub’19 española, definió con clase.
El hermoso gol alemán fue de lo poco salvable del primer tiempo y le sirvió a Alemania para ganar en confianza y animarse a salir un poco más de la cueva, aprovechando las dudas de su rival.
De la mano de Özil, por supuesto, Alemania golpeó de nuevo al inicio de la segunda parte: un lanzamiento de falta desde más de 20 metros de Özil que iba por el centro de la portería acabó en gol por la incompetencia de Loach, que se tragó un balón increíble.
Dos tiros entre los tres palos, dos goles: mayor eficacia, imposible.
Inglaterra tuvo el gol en un tiro de Cattermole al larguero y un jugadón de Milner -el mejor de su equipo- por el extremo que Johnson remató de tacón, pero Beck taponó cuando era gol.
Y de nuevo Beck, como contra Italia, apareció bajo palos para sacar un remate de cabeza de Cattermole.
El cansancio y las urgencias inglesas provocaron que se rompiera el partido, y con espacio, Özil fue ganando más aún en peso.
Alemania lo pudo liquidar en el minuto 77, pero el pase medido desde el extremo de Özil lo desperdició Wagner a puerta vacía.
Wagner se redimió, y de qué manera: en cinco minutos hizo dos goles, el primero a pase de Özil y el otro un golazo junto al palo que certificó el dominio absoluto alemán en categorías inferiores, con las últimas tres coronas en sub’17, sub’19 y sub’21.
A un cuarto de hora y con 2-0 el técnico Stuart Pearce dio entrada a Rodwell, pero era demasiado tarde: Inglaterra no tuvo reacción y acabó encajando una goleada exageradísima para el juego exhibido por Alemania, eficaz como nunca y deudora del talento de Özil.
Ficha técnica:
4 -Alemania: Neuer; Boenisch, Boateng, Höwedes, Beck; Hummels (Aogo, min. 83), Özil (Schmelzer, min. 89), Khedira, Castro, Johnson (Schwaab, min. 69); Wagner.
0 -Inglaterra: Loach; Cranie (Gardner, min. 80), Richards, Onuoha (Mancienne, min. 46), Gibbs; Cattermole, Muamba (Rodwell, min. 77), Noble; Milner, Walcott, Johnson.
Goles: 1-0, min. 23, Castro; 2-0, min. 48, Özil; 3-0, min. 79, Wagner; 4-0, min. 84, Wagner.
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó con tarjeta amarilla, por Alemania, a Boenisch y Wagner.
Incidencias: Final del Europeo sub 21 disputada en el Malmö New Stadium (Malmö).