MINI COOPER
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Desde su lanzamiento en 1959, el coche goza de un carisma indudable que permanece en esta generación. Ahora, los nuevos interiores hacen aún más placentera la conducción. Aún así, este mítico vehículo de reducidas dimensiones sigue haciendo girar las cabezas a su paso.
Mini continúa esforzándose para que moverse por la gran ciudad con este coche no sea algo inusual, pero por el momento no lo ha conseguido.
La unidad probada es la más básica debido a un equipamiento algo corto. El motor, fruto de la alianza de BMW con el Grupo PSA, es de 120 CV de potencia y una cilindrada de 1,6 litros.
Los cambios externos se centran solamente en los faros delanteros y en las ópticas traseras, ambas de nuevo diseño.
Las dimensiones del nuevo Mini, que no la batalla, son mayores, aunque no se nota a simple vista.
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Ahora, es cinco centímetros más largo y ha ascendido su cintura en otros dos, con la meta de disminuir, en caso de atropello, el impacto sobre los viandantes.
También se ha ensanchado el paso de rueda en el eje trasero, ofreciendo una forma más abultada que le confiere una agrandada figura.
Donde realmente notamos la comodidad y el placer de conducción es en su interior. Se mantiene el mismo maletero, bastante justo aunque coherente, siendo proporcional a las medidas generales del coche.
La altura del habitáculo, de cuatro plazas, es algo mayor. Además, el techo se ha acolchado. Gracias a todos estos pequeños retoques, que no afectan a la visión exterior, los ocupantes del Mini gozarán de una mayor comodidad en todas las plazas.
Hay que recordar que el Mini sólo está homologado para transportar un total de cuatro personas, sin que exista espacio para nadie más.
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Lo que nos ha sorprendido negativamente es el acceso a las plazas traseras, que resulta realmente incómodo.
Además, los asientos delanteros, una vez abatidos, para dejar paso a la zona trasera, no mantienen la memoria y hay que volver a regular en longitud los mismos, una vez que los ocupantes traseros han subido.
Otro detalle inesperado es la situación de los cinturones de las plazas delanteras, más retrasados de lo habitual.
Desde el puesto de conducción, vuelven a sobresalir sus originales y grandes relojes del cuadro de instrumentos, un poco más ordenado y modificado en esta generación.
Pero sobre todo es admirable la facilidad con la que el Mini responde en suelo urbano, gracias a sus reducidas cotas.
Su comportamiento en carretera, sobre todo en zona de curvas, es ejemplar, y eso a pesar de no incorporar control de estabilidad.
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En su lugar, es encomiable la rápida y precisa dirección, los frenos bastante potentes, aunque en la unidad de pruebas eran poco precisos, y una caja de cambios manual de seis marchas, con una sexta velocidad que desahoga el motor en autopistas y consigue unos consumos realmente asombrosos.
El motor, a pesar de su poca cilindrada, responde excelentemente, con buena respuesta desde pocas revoluciones y un notable empuje entre 3.000 y 6.000 vueltas, todo ello con una gran humorosidad mecánica.
Dos detalles más, la rueda de repuesto no existe y de serie incorpora los neumáticos antipinchazos run flat.
VALORACIÓN: 8
Precio. 19.350 E .
Dimensiones. Longitud/anchura/altura/batalla: 3,69/1,68/1,40/2,46 metros. Maletero: 680 litros. Depósito: 40 l.
Mecánica. Gasolina de cuatro cilindros en línea. Cilindrada: 1.598 cc. Potencia: 120 caballos a 6.000 rpm. Cambio: manual de seis marchas. Tracción: delantera.
Seguridad. Seis airbags, control de estabilidad.
Prestaciones. De 0 a 100 km/h en 9,5 s. De 80 a 120 km/h en 4ª/5ª/6ª: 10/13/16 s. Consumo medio: 7,5 litros/100 km. CO2: 139 g/km. Lo mejor: Motor y cambio. Mejor calidad de los acabados.
Lo peor: Rumorosidad mecánica.








