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Afrontemos una perdida

jueves, junio 17th, 2010

Desde niños debemos  enfrentarnos  a diferentes situaciones en la vida que por su naturaleza, nos preparan para renunciar a diferentes experiencias que nos permiten desarrollarnos y convertirnos en seres más independientes.

A lo largo de estas experiencias nos damos cuenta que cada una de ellas significa una pérdida o una ganancia.

Por lo general a todos nos preparan para ganar, ser exitosos pero….. hay pocos ganadores, lo que demuestra que tarde o temprano  debemos enfrentarnos  a una pérdida.

Nos preguntamos y  no entendemos ¿por qué a veces duele tanto perder algo o alguien que se quiere?, ¿por qué algunas personas sufren más que otras ?   ¿cuáles son las etapas que debemos pasar para cicatrizar las heridas emocionales?

Lo más importante es darse cuenta, que cada experiencia de pérdida en la vida le corresponde una experiencia de ganancia y igualmente a una experiencia de ganancia le corresponde una de pérdida

Las pérdidas son experiencias universales (porque nadie está exento de ellas), dolorosas, pero a la vez  necesarias para poder crecer emocionalmente. Las pérdidas pueden ser de diferentes tipos: por ejemplo físicas, pérdidas sociales, entre otras.

Es importante observar las pérdidas desde una perspectiva amplia. En la naturaleza las pérdidas son un elemento esencial en la creación: la planta germina y la semilla se pierde, el día empieza y la noche se va.

En todos los casos las pérdidas dan lugar al crecimiento.

De la misma forma en la existencia humana. Es difícil mirar hacia los triunfos que hemos obtenido en la vida sin descubrir alguna pérdida unida a ellos



Pérdidas que se pueden sufrir a lo largo de la vida

Todos entendemos por perdida a la carencia, o privación de lo que se poseía, lo que no sabemos es diferenciar e identificar hacia qué pérdida nos enfrentamos, razón por la que no entendemos por que unos sufren mas que otros cuando están frente a una.

Ahora la cuestión es cuantos tipos de perdidas debemos enfrentar  a lo largo de nuestras existencia y cómo influyen estas  en nuestro vivir ,comenzamos con las que más influyen sobre nuestras vidas como son las pérdidas obvias, caracterizadas por que estas nos  marcan  emocionalmente  y son irremediables  como lo es la muerte de una persona querida, la ruptura de una relación ,la separación, el divorcio….seguimos con  las pérdidas no tan obvias pero igual que las obvias influyen aunque  en menos grado nuestra forma de vivir, ya que estas pueden ser recuperadas aunque no en su totalidad como lo son : las perdidas de empleo, de dinero, de salud, de casa, por cambios (de maestros, escuela…), de pertenencias (por robo), de éxitos (fama, poder…), de un ideal, de una meta etc.

Y también las Pérdidas relacionadas con la edad como lo son, la perdida de sueños infantiles, de una mascota, de romances de adolescente, perdidas por dejar la escuela,  por cambiar el trabajo, por la pérdida de juventud, por la pérdida de belleza, por la pérdida de atributos físicos, por la menopausia, por la jubilación

También en nuestras vidas  nos  debemos  preparar para afrontar las pérdidas inevitables en las cuales la muerte o separación son inminentes, es conveniente que las reconozcamos por anticipado, hablar de la situación con la persona que se va, si usted es la persona que se va, platíquelo con las que se están quedando. Comparta las decisiones que se deban tomar. Permita que sus deseos se conozcan.

Existen otras perdidas como las pérdidas momentáneas como por ejemplo: un enamorado en vacaciones, el esposo o esposa en un viaje de trabajo, hijos estudiando fuera, un tropiezo en el trabajo. Aunque por lo general los desenlaces de estas situaciones son positivas, no dejan de ser pérdidas.

Existen también las “micro pérdidas”, que tienden a sumarse a lo largo del día.

Un pequeño problema con el coche, una discusión con un amigo, el retraso de alguien… y luego se siente “inexplicablemente“ deprimido».

Cada una de estas pérdidas, en forma inmediata o acumulativa, en forma sorpresiva o frecuente, ya sea evidenciado o no, genera una herida emocional, un daño para el organismo. La sensación de estar en el limbo es en sí una pérdida.

Estar en el “limbo” es sentir la angustia de una situación incierta. Si la situación se resuelve favorablemente, mientras la persona se encuentra en duda, esa duda debe ser tratada como una pérdida. Pueden ser mientras se esta esperando los resultados de exámenes médicos, una pareja con la incertidumbre de separarse, los amantes después de cualquier discusión un negocio del cual aún se desconocen los resultados.

Cada una de estas pérdidas, en forma inmediata o acumulativa, en forma sorpresiva o frecuente, ya sea evidenciado o no, genera una herida emocional, un daño para el organismo.  Tambien debemos tomar en cuenta que todas estas pérdidas llevan a un duelo.

¿Como sentimos las perdidas?

Además de los obvios sentimientos de dolor, depresión y tristeza, existen otras reacciones ante una pérdida que no son tan obvias como lo son:

sentirse indefenso, temeroso, vacío, desesperado, pesimista, irritable, enojado, culpable.

Sentir una pérdida de concentración, esperanza, motivación, energía. Cualquier cambio de apetito, sueño o impulso sexual.

La tendencia a estar más cansado, cometer más errores, y tener más lentitud verbal y motriz.

Cualquiera de estas emociones, o todas ellas, son normales durante o después de experimentar una pérdida. Es parte del proceso natural que sigue el cuerpo para curarse.. No debemos  rechazar este proceso, es normal.

Si se siente familiarizado con un buen número de estas reacciones, posiblemente deba examinar su pasado reciente para descubrir si no se ha presentado una pérdida no muy obvia en su vida. Si es así, no debe olvidar que su cuerpo y su mente ya se encuentran en un proceso de recuperación

jueves, junio 17th, 2010

jueves, junio 17th, 2010

jueves, junio 17th, 2010

jueves, junio 17th, 2010

Nuestro desafío

jueves, junio 17th, 2010

Quien en su vida no siente miedo y inseguridad , unos mas que otros, en fin el miedo y la inseguridad  siempre esta ahí aunque no nos demos cuenta , nacemos con ella y morimos con ella, pero nos preguntamos  ¿cual es el motivo para sentir unos de estos sentimientos?

Bueno existe una respuesta muy lógica, todo aquel que con frecuencia siente dolor, empieza a sentir miedo .

En la vida, determinadas circunstancias nos llevan a sentir miedo, aún antes de padecer un daño físico. Existen circunstancias que antecedieron a una situación negativa y pueden quedar tan fuertemente arraigadas en nosotros que si éstas se presentan, aún cuando no estemos conscientes de su presencia, sentiremos miedo.

Cuando el temor existe y no se sabe con certeza a qué se teme, a ese temor se le llama ansiedad.

La inseguridad es ese miedo constante que siente el individuo sin que existan  motivos claros para sentirlo.  Los motivos se hayan más en los acontecimientos pasados que en los futuros.

La inseguridad es necesaria en el hombre, al igual que el miedo. Una cierta dosis de inseguridad genera prudencia y cautela.Un cierto grado de inseguridad es esencial para sobrevivir.

Pero cuando ésta es excesiva origina dependencias eimpide el sano desarrollo del individuo.

Sus facultades se ven seriamente disminuidas y la confianza en sí mismo desaparece.

Un individuo así se refugia en otra persona y genera una enorme dependencia hacia ella..
Es importante distinguir entre dos clases de inseguridad, la interior o afectiva y la externa.La inseguridad afectiva se presenta generalmente debido a la necesidad de ser protegido, y surge, a menudo por la ausencia de una figura que le ofrezca afecto y protección desde la primera infancia.
La inseguridad externa en cambio tiene su origen ante el exceso de protección, claro que no de apoyo m afecto,estimulando así los temores naturales del niño,joven o adulto,frente al mundo exterior.
El individuo simplemente siente temor ante ciertas situaciones externas, pero su temor se dirige al exterior y puede identificarse claramente.
La inseguridad afectiva, en cambio no puede identificarse, la persona se siente mal por dentro, frecuentemente deprimida y es muy propensa a los sentimientos de culpa.

Para transformar la inseguridad «natural» en seguridad, se necesita en ambos casos consistencia.
La seguridad sólo puede aprenderse si las respuestas externas son basicamente iguales.
Una persona puede padecer ambos tipos de inseguridad o ninguno de los dos, o ambos en distinta medida, de ahí la necesidad de analizar detenidamente la conducta para descubrir las reacciones ante las perdidas de todo tipo.

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