diciembre 11, 2008

ESCUCHAR A LOS DEMÁS ES UN HÁBITO

Hay quienes llaman don, el saber escuchar.

En lo personal, creo que el escuchar no es un don, porque un don es algo que traes contigo y el saber escuchar es nada más, ni nada menos que simplemente un buen hábito.

Este buen hábito, sirve para tener una buena comunicación y conexión con las personas, sobre todo con amigos, en la oficina, con nuestras parejas, con nuestros padres, con nuestros hijos, con nuestras familias.

Para escuchar hay que tener interés en la otra persona que actúa como interlocutor. Así de fácil: Al no escuchar, sencillamente se está mostrando falta de interés, situación que es captada por las personas que no queremos escuchar y que procedemos a ignorar.

Nos agrada ser escuchados, pero si deseas ser sugestivo en tu entorno, empieza a escuchar, comienza a interesarte por los demás, en especial por las personas que te rodean a diario y por aquellos seres especiales que son tu familia.

En determinados momento, todos necesitamos que nos escuchen, inclusive hay personas que acostumbran a hablar en voz alta para escucharse a sí mismo y reflexionar, se de personas que dialogan con sus mascotas y que aseguran que ellas les entienden y les responden.

Te sugiero que analices tu forma de ser, concientices por qué no escuchas y busques los motivos de tu comportamiento, o será el caso de que no te interesa nada, ni nadie más que tú mismo.

Practica escuchar con atención manteniendo una conversación amena por más de un minuto, sin interrumpir, sin aburrirte, sin terminar cada frase que otro pronuncie, haciendo preguntas breves por alguna duda al respecto, no importa si el tema te resulte banal, lo importante es permitir que confíen en ti y te muestren su alma.

Te aseguro el ciento uno por ciento que recibirás muchos beneficios; te percibirán como una persona educada y afectiva, crecerás como ser humano y de igual forma que la ley de la causa y el efecto, encontrarás en tu camino, personas que te atiendan en el momento preciso en que necesites aligerar tu alma.

Cordialmente,

Luz Gabriela Rodríguez

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