agosto 5, 2010

Producen los males del siglo: estrés, taquicardia, presión alta, ansiedad.

Estas dos palabras deben manejarse con pinzas. Con mayor razón cuando se está bajo presión o frente a dificultades personales, laborales o sociales que te esclavizan ante los males del siglo:  estrés, taquicardias, hipertensión, ataques de ansiedad, estados que logran aniquilarte en un abrir y cerrar de ojos, comprometiendo tu estado físico.

La impulsividad te lleva muchas veces a cometer errores que lamentablemente no se pueden remediar. Lo mismo ocurre con el descontrol que te muestra vulnerable e inconsistente.    Al reaccionar sin control, estás actuando por instinto, por emoción  Y aunque desahogarte puede hacerte sentir mejor en el momento, a la larga no será igual. Aunque tengas la razón te sentirás moralmente mal porque perdiste el control de tus impulsos.

Antes de sucumbir ante tantas emociones mal encaminadas, te sugiero detenerte y tomar las riendas de las mismas.  Es mejor ver, escuchar y aprender, que explotar sin razonar.

La vida en su recorrido nos va dando cátedras inimaginables y una de ellas es aprender que lo más saludable para el alma y el cuerpo es sonreír y llevar la cabeza bien puesta sobre los hombros, sin importar como  actúen los demás.

La amabilidad y la sonrisa son energías positivas, dice Marko Saravanja, que en la vida todo es cuestión de elegir y controlar tu energía y al decidir ser amable eres más efectivo y te ayudas a crecer. Cuando eres cortés y positivo, te muestras receptivo, entiendes mejor la vida y te das cuenta de que los problemas pasarán”. Siempre puedes elegir no hacerte eco de la rabia, los agravios y la expresiones negativas de los demás.

Combatir el fuego con fuego puede destruirlos a los dos; combate el fuego con amabilidad“.