octubre 13, 2010

CHILE – 33 MINEROS

ALIANZA O FORTALEZA

A propósito de los mineros chilenos atrapados bajo tierra y que gracias a Dios están rescatando;  no sé si será verdad o se trata de invenciones urbanas, pero hace poco leí algo impresionante de  un Dr. Azzacov sobre  un profundo agujero de 14.4 kilómetros en las llanuras de Siberia.   Para su sorpresa y el de todo el equipo ruso que trataba de llegar al núcleo de la Tierra, al colocar un sistema de audios que detecte los sonidos de las placas en movimiento,  escucharon voces, gritos y lamentos.

De igual forma le ocurrió a Jacques Costeau quien dejó de explorar los fondos marinos porque  escuchó gritos humanos en algunas cavernas que exploró.

Como dice Santo Tomás, ver para creer. Será o no será, lo cierto es que muchas incógnitas nos rodean.  Pero en lo concerniente a los  33 mineros chilenos, a prueba de fe, me atrevo a decir que no fueron 33 mineros, sino 34, porque Él en todo momento los acompañó, alentándolos a no perder las esperanzas…

Gracias a la tecnología y a la unidad de un pueblo católico la humanidad completa ha vivido minuto a minuto lo acontecido, desde el temblor de la tierra, hasta la inmensa piedra  de 700.000 toneladas que los aisló.

Estoy segura que esta odisea quedará grabada en nuestras retinas, en nuestras mentes, en nuestros corazones y en la historia de nuestro hermano país de Chile.

Y es que vivir de manera incierta sesenta y tres días de encierro, atrapados a 700 metros de profundidad, cualquiera hubiese pensado que no sobrevivirían, sin embargo, pongo la voluntad de nuestro Padre Celestial en primer lugar, seguido por el equipo que a prueba de fe y de fortaleza, mostraron solidaridad y compañerismo , ayudados por  la más alta tecnología.

De la tragedia a la esperanza

De la esperanza a la lección

Alianza o fortaleza

No voy a repetir lo que el mundo ya conoce, solo sé que en cada uno de los corazones de los que estuvieron atrapados en ese pequeño espacio acoplado en las entrañas de la Tierra, ha habido un gran cambio.  Cómo no llorar de emoción al ser partícipes de este milagro. Sabemos que Dios existe y que gracias a Él han tenido la oportunidad de volver a nacer.

Luz Gabriela Rodríguez