La Muerte Blanca

 

 

Antes  de que la Segunda Guerra Mundial estallara, el Gobierno Soviético decidió negociar con Finlandia la posibilidad de que le fuera cedido una parte de su territorio para que sirviera como amortiguador ante la inevitable invasión del ejercito alemán hacia Leningrado, toda medida diplomática falló y los soviéticos no tuvieron más que invadir el pequeño país norteño.

En la municipalidad de Rautjärvi en las proximidades de la frontera soviética / finlandés,Simo Häyhä de 34 años de edad, se desempeñaba como un granjero y cazador que a todas luces llevaba una vida bastante aburrida. Cuando le llegaron las noticias de las hostilidades, empacó comida, un camuflaje blanco liso, y su SAKO M/28-30 con mira metálica –una variante del rifle Mosin–Nagant desarrollado por el Ejército Imperial Ruso– y se fue a defender a su país. Antes de que la guerra de cuatro meses viera su fin, el humilde Häyhä se ganaría bastante mala fama entre los invasores rusos, llegando a ser conocido como la “Muerte Blanca”.

La estrategia de Simo era simple, vestía un traje especial para la nieve, pasamontañas, llenaba sus bolsillos de unos 70 cartuchos de fusil, alimento en una tela y partía solitario cerca de las montañas para quedarse al asecho del enemigo por días hasta encontrar objetivos de vital importancia como oficiales o caravanas de suministros.

Los rusos cansados del inesperado éxito de este problemático finlandés ordenó abrir fuego de artillería a toda posición sospechosa de tener francotiradores dentro, mandaron regimiento tras regimiento a darle caza a este solitario e inclusive se envió un comando especial que resultó eliminado por completo y antifrancoritadores, este último recibió una bala en la frente a más de 450 metros de distancia después de ponerse de rodillas y delatar su posición.

Los soviéticos avanzaban incesantes por las tierras finlandesas, en la batalla de las colinas Kolla, dos regimientos equipados con artillería fueron enviados para destrozar a los finlandeses que no completaban ni una compañía. Durante el día los invasores bombardearon sin dar tregua las posiciones enemigas hasta llegar la noche, cuando los finlandeses salían de sus refugios a reconstruir cada noche las bases para resistir un día más de combate, se fraguó el grito de guerra !No pasarán!

El 21 de diciembre de 1939, Häyhä estableció un récord personal en un solo día con 25 muertos rusos confirmados. En este tiempo, Häyhä superó las 500 muertes confirmadas entre su rifle y la SMG. Cuando los rusos finalmente se enteraron de que sólo había un hombre con un fusil matando a docenas de sus hombres, comenzaron a referirse a él como “La Muerte Blanca”.

Enero llegaba a su mitad y los soviéticos aun peleaban por Kollaa. En un intento por desazolvar el estancamiento, el avance fue detenido por los soviéticos para reabastecerse. Después de dos días para una reagrupación, el ataque para romper las líneas finlandesas fue reanudado con fervor. Un componente de este ataque fue laBatalla de Killer Hill donde 32 finlandeses le hicieron frente a una avalancha de cuatro mil soviéticos. Cada bando perdía y ganaba terreno mientras pasaban los días. Con el tiempo los soviéticos decidieron enfocar sus esfuerzos en otro objetivo –presumiblemente por haber perdido a 400 hombres en los enfrentamientos. De los 32 defensores originales de Killer Hill, sólo cuatro sobrevivieron para ver el victorioso final de la batalla.

Aunque Francia y Gran Bretaña ofrecieron ayuda a los finlandeses, los desesperados y frustrados soviéticos reunieron fuerzas para un último intento. Los ataques aéreos y el fuego de la artillería se intensificaron. Las tropas en tierra avanzaban únicamente para ser atacadas, generalmente por unidades más pequeñas dispersas en todos lados. Los soviéticos, sin embargo, se habían familiarizado con la táctica Motti, y sabían que era un error perseguir a sus atacantes hacía el bosque, pues serian aislados y asesinados sistemáticamente. Esta vez optaron por asentarse y consolidar cualquier posición que pudieran. Pequeños círculos de fuerzas soviéticas surgían por el campo, muy bien armados para destruir o desalojar a los finlandeses, pero sin suministros e imposibilitados para avanzar.

El 6 de marzo de 1940, el recién promovido teniente Simo Häyhä se encontraba con un pequeño grupo de tropas de esquí, haciendo frente a una fuerza soviética mucho más grande. A medida que se acercaba el medio día, Häyhä registraba cuarenta muertes confirmadas, pero su suerte cambió. Una sola bala explosiva le impactó el rostro en el lado superior izquierdo de la mandíbula. Los hombres que evacuaron a Häyhä informaron “la mitad de su rostro se perdió”, pero lo montaron en un transporte para que fuera atendido. Permaneció en coma durante cuatro días. Se despertó con la mandíbula hecha pedazos apenas unas horas después de la firma del Tratado de Paz de Moscú, que puso fin oficialmente a la Guerra de Invierno.

Los términos del tratado les permitieron a los soviéticos quedarse con una gran franja del territorio de Finlandia, incluyendo la casa de Häyhä de Rautjärvi. Häyhä fue uno más de los 422,000 finlandeses que perdieron sus hogares por la guerra. Un general soviético comentó: “Hemos ganado el terreno suficiente para enterrar a nuestros muertos.”

Algunos historiadores han especulado que en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, Hitler y sus consejeros analizaron las fuertes pérdidas de los soviéticos contra Finlandia y llegaron a la conclusión de que los soviéticos serían incapaces de defender adecuadamente Leningrado, pudiendo ser tomado con poco esfuerzo. De ser así, esto podría significar el mayor error logístico de los nazis.

En cuanto a Häyhä, fue galardonado con cinco medallas después de la guerra, escribió un libro sobre sus días de servicio, y en ocasiones era invitado a aparecer en los eventos que honran el servicio militar. Descrito como un hombre tranquilo y agradable, cuando le preguntaron su secreto para haber acumulado 505 muertes como francotirador, él sonrió y respondió: “Práctica”. Simo “La Muerte Blanca” Häyhä murió de causas naturales en 2002, a los 92 años de edad.

Audie Murphy

Audie Murphy foto

Esta es la típica historia de don nadie que después de verse entre cientos de problemas decide darle un cambio rotundo en su vida y demostrarle al mundo de las cosas que puede hacer una persona con decisión.

Apenas tenía 17 cuando logró falsificar su certificado de nacimiento, pesaba 120 libras y no superaba el 1.65 m de altura. Fue negado en la aviación y en la infantería de marina americana, después de falsificar sus papeles fue aceptado en el ejercito ya que su superior pensaba que sería excelente para ser utilizado como carne de cañón.
Durante su entrenamiento fue relegado a las tareas de cocina después de desmayarse en el entrenamiento, insistió tanto en querer pelear que fue designado a una misión en Italia donde fue ascendido al mostrar grandes habilidades en el tiro, en esta misión contrajo malaria y la acompañó por el resto de la guerra.

Fue desplegado en el sur de Francia en 1944. Cierta ocasión su pelotón se encontró con un grupo de artillería alemana que fingían estarse rindiendo, acto seguido dispararon a su mejor amigo. Como suele ocurrir con todos los soldados Bad-ass en la historia,Murphy se volvió totalmente loco y terminó matando a todos los soldados de artillería que se anidaban en su trinchera y luego utilizó las armas del propio enemigo para matar a cualquier desgraciado que respirara en un rango de 100 metros, incluyendo dos nidos más de artillería y a un grupo de francotiradores. Después de este asunto recibió medallas de condecoración y se volvió comandante mientras todo se disculpaban por haberlo llamado “Chaparro”.

Casi un año después, su compañía fue asignada para defender Colmar Pocket, una región crítica en Francia, y todo lo que tenía a mano Audie eran 19 hombres y dos Tanques Destructores M-10. Los alemanes por su parte parecían un hormiguero de soldados y tanques. Puesto que los refuerzos tardarían algún tiempo en llegar, Murphy y sus hombres resolvieron esconderse en una zanja y enviar a los M-10 a hacer el trabajo pesado. Sin embargo, los dos tanques fueron diezmados. Y aquí es dónde nace la leyenda de Audie Murphy.

Este personaje de un metro y sesenta, desvencijado y lleno de malaria, corrió hacia uno de los M-10 destruidos, subió por la parte trasera y tomó el control de la ametralladora calibre .50 sobre el tanque y comenzó a matar a todo aquel que mostrara signos de vida. Un detalle extra es que el M-10 estaba en llamas con un tanque de gasolina lleno que lo convertía en una trampa mortal.

Murphy  continuó durante casi una hora hasta que finalmente se quedó sin balas, y luego regresó a la zanja con sus hombres mientras el M-10 explotaban en el fondo. Literalmente lo llenaron de medallas (33 en total, a pesar de que algunas eran repetidas, más 5 de Francia y una de Bélgica), incluyendo la Medalla de Honor.

 

Al terminar la guerra fue dado de baja con honores, se retiró a California para ser tratado por síntomas de insomnio y trauma post-guerra,  se dio cuenta que los medicamentos que le administraban en e hospital lo estaban convirtiendo en un adicto así que se encerró en la habitación de un hotel por una semana completa para superar su adicción curándose a si mismo como el gran sujeto nervios de acero que él era.

 

Se dedico a trabajar como productor y actor de cine, escribió su autobiografía y cerca de 33 tema musicales, participó en 40 películas y produjo algunas más. Murió en un accidente de avión al estrellarse en una montaña a los 46 años de edad.

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