Jack Churchill
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No hay como negar que la WWII nos brindó las mejores historias del arte bélico, los mejores personajes con inigualables narraciones de hazañas dignas de pocos hombres llenos de valor impulsados por el valor espartano que existe en cada uno de nosotros.
Jack Churchill, Desde muy joven demostró habilidades únicas con el arco y la espada. Al convertirse en oficial del ejército Británico lucía una espada Claymor en el cinturón alegando que ¨Un oficial sin espada no está correctamente vestido¨.
Al estallar la WWII, este aguerrido soldado regresó de sus largas vacaciones por toda Europa, pasó por la primera tienda de armas antiguas y adquirió un arco de roble español y una espada. Fue enviado inmediatamente al frente de batalla y se encargó de hacer de su historia una completa leyenda.
Cayó prisionero dos veces y una de ellas el alto mando alemán mandó a ejecutarlo, el se las arregló para construir un túnel y escapar, caminar cientos de kilómetros con su gaita y ser rescatado por los aliados. Una vez a salvo ingresó a hacer el curso de Paracaidismo y regresó a la acción.
Churchill y su equipo se encargaban de la captura de una fortificación alemana llamada “Punto 622″. Churchill tomó la iniciativa, iba a la cabeza del grupo, guiándolos en la oscuridad a través de alambre de púas, minas y lanzando granadas a su paso. A pesar de que su unidad hizo todo lo posible para ponerse al nivel, todos menos seis de ellos se perdieron en tonterías como la muerte. De esos seis, la mitad fueron heridos y todos se habían quedado sin municiones. A continuación, un proyectil de mortero cayó y mato / hirió de muerte a todos los que no se llamaban Jack Churchill.
Cuando los alemanes lo encontraron, él estaba tocando “Will Ye No Come Back Again?” con su gaita. Después de ser enviado a un campo de concentración, se aburrió y se fue. Acababa de salir y lo atraparon otra vez, y lo enviaron a un nuevo campamento, así que lo dejó de nuevo. Después de caminar 150 millas con sólo una lata oxidada llena de cebollas para alimentarse, fue arrestado por los estadounidenses y enviado de vuelta a Gran Bretaña, donde exigió ser enviado de vuelta al campo, sólo para descubrir (con gran decepción) que la guerra había terminó mientras se encontraba en camino. Como más tarde dijo a sus amigos: “Si no fuera por esos malditos yanquis, podríamos haber mantenido la guerra en marcha otros 10 años!“
La Muerte Blanca
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Antes de que la Segunda Guerra Mundial estallara, el Gobierno Soviético decidió negociar con Finlandia la posibilidad de que le fuera cedido una parte de su territorio para que sirviera como amortiguador ante la inevitable invasión del ejercito alemán hacia Leningrado, toda medida diplomática falló y los soviéticos no tuvieron más que invadir el pequeño país norteño.
En la municipalidad de Rautjärvi en las proximidades de la frontera soviética / finlandés,Simo Häyhä de 34 años de edad, se desempeñaba como un granjero y cazador que a todas luces llevaba una vida bastante aburrida. Cuando le llegaron las noticias de las hostilidades, empacó comida, un camuflaje blanco liso, y su SAKO M/28-30 con mira metálica –una variante del rifle Mosin–Nagant desarrollado por el Ejército Imperial Ruso– y se fue a defender a su país. Antes de que la guerra de cuatro meses viera su fin, el humilde Häyhä se ganaría bastante mala fama entre los invasores rusos, llegando a ser conocido como la “Muerte Blanca”.
La estrategia de Simo era simple, vestía un traje especial para la nieve, pasamontañas, llenaba sus bolsillos de unos 70 cartuchos de fusil, alimento en una tela y partía solitario cerca de las montañas para quedarse al asecho del enemigo por días hasta encontrar objetivos de vital importancia como oficiales o caravanas de suministros.
Los rusos cansados del inesperado éxito de este problemático finlandés ordenó abrir fuego de artillería a toda posición sospechosa de tener francotiradores dentro, mandaron regimiento tras regimiento a darle caza a este solitario e inclusive se envió un comando especial que resultó eliminado por completo y antifrancoritadores, este último recibió una bala en la frente a más de 450 metros de distancia después de ponerse de rodillas y delatar su posición.
Los soviéticos avanzaban incesantes por las tierras finlandesas, en la batalla de las colinas Kolla, dos regimientos equipados con artillería fueron enviados para destrozar a los finlandeses que no completaban ni una compañía. Durante el día los invasores bombardearon sin dar tregua las posiciones enemigas hasta llegar la noche, cuando los finlandeses salían de sus refugios a reconstruir cada noche las bases para resistir un día más de combate, se fraguó el grito de guerra !No pasarán!
El 21 de diciembre de 1939, Häyhä estableció un récord personal en un solo día con 25 muertos rusos confirmados. En este tiempo, Häyhä superó las 500 muertes confirmadas entre su rifle y la SMG. Cuando los rusos finalmente se enteraron de que sólo había un hombre con un fusil matando a docenas de sus hombres, comenzaron a referirse a él como “La Muerte Blanca”.
Enero llegaba a su mitad y los soviéticos aun peleaban por Kollaa. En un intento por desazolvar el estancamiento, el avance fue detenido por los soviéticos para reabastecerse. Después de dos días para una reagrupación, el ataque para romper las líneas finlandesas fue reanudado con fervor. Un componente de este ataque fue laBatalla de Killer Hill donde 32 finlandeses le hicieron frente a una avalancha de cuatro mil soviéticos. Cada bando perdía y ganaba terreno mientras pasaban los días. Con el tiempo los soviéticos decidieron enfocar sus esfuerzos en otro objetivo –presumiblemente por haber perdido a 400 hombres en los enfrentamientos. De los 32 defensores originales de Killer Hill, sólo cuatro sobrevivieron para ver el victorioso final de la batalla.
Aunque Francia y Gran Bretaña ofrecieron ayuda a los finlandeses, los desesperados y frustrados soviéticos reunieron fuerzas para un último intento. Los ataques aéreos y el fuego de la artillería se intensificaron. Las tropas en tierra avanzaban únicamente para ser atacadas, generalmente por unidades más pequeñas dispersas en todos lados. Los soviéticos, sin embargo, se habían familiarizado con la táctica Motti, y sabían que era un error perseguir a sus atacantes hacía el bosque, pues serian aislados y asesinados sistemáticamente. Esta vez optaron por asentarse y consolidar cualquier posición que pudieran. Pequeños círculos de fuerzas soviéticas surgían por el campo, muy bien armados para destruir o desalojar a los finlandeses, pero sin suministros e imposibilitados para avanzar.
El 6 de marzo de 1940, el recién promovido teniente Simo Häyhä se encontraba con un pequeño grupo de tropas de esquí, haciendo frente a una fuerza soviética mucho más grande. A medida que se acercaba el medio día, Häyhä registraba cuarenta muertes confirmadas, pero su suerte cambió. Una sola bala explosiva le impactó el rostro en el lado superior izquierdo de la mandíbula. Los hombres que evacuaron a Häyhä informaron “la mitad de su rostro se perdió”, pero lo montaron en un transporte para que fuera atendido. Permaneció en coma durante cuatro días. Se despertó con la mandíbula hecha pedazos apenas unas horas después de la firma del Tratado de Paz de Moscú, que puso fin oficialmente a la Guerra de Invierno.
Los términos del tratado les permitieron a los soviéticos quedarse con una gran franja del territorio de Finlandia, incluyendo la casa de Häyhä de Rautjärvi. Häyhä fue uno más de los 422,000 finlandeses que perdieron sus hogares por la guerra. Un general soviético comentó: “Hemos ganado el terreno suficiente para enterrar a nuestros muertos.”
Algunos historiadores han especulado que en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, Hitler y sus consejeros analizaron las fuertes pérdidas de los soviéticos contra Finlandia y llegaron a la conclusión de que los soviéticos serían incapaces de defender adecuadamente Leningrado, pudiendo ser tomado con poco esfuerzo. De ser así, esto podría significar el mayor error logístico de los nazis.
En cuanto a Häyhä, fue galardonado con cinco medallas después de la guerra, escribió un libro sobre sus días de servicio, y en ocasiones era invitado a aparecer en los eventos que honran el servicio militar. Descrito como un hombre tranquilo y agradable, cuando le preguntaron su secreto para haber acumulado 505 muertes como francotirador, él sonrió y respondió: “Práctica”. Simo “La Muerte Blanca” Häyhä murió de causas naturales en 2002, a los 92 años de edad.
Audie Murphy
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Esta es la típica historia de don nadie que después de verse entre cientos de problemas decide darle un cambio rotundo en su vida y demostrarle al mundo de las cosas que puede hacer una persona con decisión.
Apenas tenía 17 cuando logró falsificar su certificado de nacimiento, pesaba 120 libras y no superaba el 1.65 m de altura. Fue negado en la aviación y en la infantería de marina americana, después de falsificar sus papeles fue aceptado en el ejercito ya que su superior pensaba que sería excelente para ser utilizado como carne de cañón.
Durante su entrenamiento fue relegado a las tareas de cocina después de desmayarse en el entrenamiento, insistió tanto en querer pelear que fue designado a una misión en Italia donde fue ascendido al mostrar grandes habilidades en el tiro, en esta misión contrajo malaria y la acompañó por el resto de la guerra.
Fue desplegado en el sur de Francia en 1944. Cierta ocasión su pelotón se encontró con un grupo de artillería alemana que fingían estarse rindiendo, acto seguido dispararon a su mejor amigo. Como suele ocurrir con todos los soldados Bad-ass en la historia,Murphy se volvió totalmente loco y terminó matando a todos los soldados de artillería que se anidaban en su trinchera y luego utilizó las armas del propio enemigo para matar a cualquier desgraciado que respirara en un rango de 100 metros, incluyendo dos nidos más de artillería y a un grupo de francotiradores. Después de este asunto recibió medallas de condecoración y se volvió comandante mientras todo se disculpaban por haberlo llamado “Chaparro”.
Casi un año después, su compañía fue asignada para defender Colmar Pocket, una región crítica en Francia, y todo lo que tenía a mano Audie eran 19 hombres y dos Tanques Destructores M-10. Los alemanes por su parte parecían un hormiguero de soldados y tanques. Puesto que los refuerzos tardarían algún tiempo en llegar, Murphy y sus hombres resolvieron esconderse en una zanja y enviar a los M-10 a hacer el trabajo pesado. Sin embargo, los dos tanques fueron diezmados. Y aquí es dónde nace la leyenda de Audie Murphy.
Este personaje de un metro y sesenta, desvencijado y lleno de malaria, corrió hacia uno de los M-10 destruidos, subió por la parte trasera y tomó el control de la ametralladora calibre .50 sobre el tanque y comenzó a matar a todo aquel que mostrara signos de vida. Un detalle extra es que el M-10 estaba en llamas con un tanque de gasolina lleno que lo convertía en una trampa mortal.
Murphy continuó durante casi una hora hasta que finalmente se quedó sin balas, y luego regresó a la zanja con sus hombres mientras el M-10 explotaban en el fondo. Literalmente lo llenaron de medallas (33 en total, a pesar de que algunas eran repetidas, más 5 de Francia y una de Bélgica), incluyendo la Medalla de Honor.
Al terminar la guerra fue dado de baja con honores, se retiró a California para ser tratado por síntomas de insomnio y trauma post-guerra, se dio cuenta que los medicamentos que le administraban en e hospital lo estaban convirtiendo en un adicto así que se encerró en la habitación de un hotel por una semana completa para superar su adicción curándose a si mismo como el gran sujeto nervios de acero que él era.
Se dedico a trabajar como productor y actor de cine, escribió su autobiografía y cerca de 33 tema musicales, participó en 40 películas y produjo algunas más. Murió en un accidente de avión al estrellarse en una montaña a los 46 años de edad.
Sargento Alvin York
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Cazador y ávido tirador como muchos de sus coterráneos, el futuro sargento York afinaba la puntería en las gallinas de los vecinos. Un “natural” en el uso eficiente de las armas de fuego, Alvin rara vez fallaba, aún bajo los efectos del alcohol. Disipado e iconoclasta, el patán de Tennessee no demostraba respeto por el prójimo o su propiedad. En otras palabras, nuestro personaje, quien tenía como modelo humano a Jesse James, prometía un futuro gangsteril.
Cuando un amigo suyo fue asesinado en una de las citadas peleas, se juró a sí mismo no probar una gota de alcohol y se convirtió en un pacifista. Recibió la carta de alistamiento en 1917, aunque York se presentó como un “objetor de conciencia”… pero su solicitud fue denegada y enviaron su culo a la instrucción básica.
Alrededor de un año más tarde, fue uno de los 17 hombres designados para infiltrarse y destruir una posición fortificada que, con ametralladoras pesadas, custodiaba un tramo de ferrocarril germano. A medida que se acercaban, los artilleros los detectaron y abrieron fuego, destrozando el cuerpo de nueve de los hombres en pedazos.
Lo que queda de York de la compañía.
Los pocos supervivientes que no tenían enormes esquirlas de acero en su cuerpo se escapó, dejando ahí a York recibiendo fuego de 32 artilleros de ametralladoras pesadas. Como dijo en su diario,
“No he tenido tiempo de resguardarme tras un árbol o bajo un arbusto, ni siquiera tuve tiempo para arrodillarme o acostarme. No tuve tiempo de hacer nada, sólo de ver que muchos alemanes me disparaban con ametralladoras pesadas… y de dar lo mejor que tenía. Cada vez que veía un alemán le obligaba a retirarse. Al principio disparaba desde una posición prona, es decir acostado; de la misma manera que a menudo se dispara a los objetivos en las prácticas de tiro que hacíamos en las montañas de Tennessee , y fue casi la misma distancia. Pero los objetivos aquí eran más grandes. No podía fallar ningún disparo a la cabeza o el cuerpo de un alemán, y no lo hice.”
Después de que matara a los primeros 20 hombres( cifra aprox.), un teniente alemán envió a cinco soldados para tratar de reducir o matar a York. Pero nuestro soldado favorito sacó su Colt .45 (en la que sólo tenía ocho balas) y mató a los cinco alemanes con ella, usando según él una técnica de tiro que se asemeja a “disparar pavos silvestres de vuelta a casa.”
En este punto, el teniente alemán Paul Jurgen Vollmer alzó su voz sobre todo el ruido que había y preguntó a York si era Inglés. Véase, en la Primera Guerra Mundial, nadie tomó muy en serio a los americanos, y todo el mundo pensaba en ellos como novatos. Vollmer se figuraba que ese soldado loco debía ser una especie de superman Inglés que mostraba a los débiles estadounidenses cómo se hacen las cosas. Cuando York dijo que era americano, respondió Vollmer “Buen Señor! Si no va a disparar más me rendiré”.
Diez minutos más tarde, 133 hombres llegaron a pie hacia los restos del batallón de York. El Teniente Woods, superior de York en un principio pensó que era un contraataque germano. Hasta que apareció York, saludó a su Teniente y le dijo “el cabo York, los informes con los presos, señor.” Cuando el teniente le preguntó cómo sorprendió y apresó a tantos, York respondió “Honestamente teniente, no lo sé.”
Después de todos los honores, que incluyeron La Medalla de Honor del Congreso, La Legión de Honor, la Medalla Militar con Palmas y la Cruz de Guerra Italiana, junto a otras cincuenta más, Alvin regresó a su natal Tennessee y a su agricultura.
Texto original
http://historiaskuriosas.wordpress.com/2009/07/06/ciclo-heroes-alvin-york-2/