Vivo en un barrio como el de cualquier ciudad grande del mundo, calles asfaltadas, casas de cemento de 1, 2 o hasta 3 pisos, todas las ciudades del mundo tienes supongo esas mismas características, cambian los modelos de las casas, los tipos de construcción pero en general todo es cemento.
Pero en Ecuador no es igual hay algo mágico escondido a simple vista pero presente para el buen observador.
En una tarde calurosa,(típica tarde en Guayaquil), donde uno quisiera pasar metido en la ducha debido a que dentro de mi casa la temperatura llaga alrededor de 38º, me sorprendo al salir al patio trasero de mi casa y sentir que ahí el clima es diferente.
«Mi árbol de mango en el patio»
Es que al ver en la calle solo cemento y más cemento mi casa se transforma en una nave a otra dimensión cuando entro por ella y al salir por atrás me topo con un mundo completamente diferente.
Mi patio no tiene más de 25 metros cuadrados y en él se demuestra que el Ecuador es un país rico y que su suelo es muy productivo y su naturaleza espectacular
El árbol en mi patio crea un clima completamente diferente, agradable para las personas y para los animales.
Estas dos mariposas azules me acompañaron en una tarde de lectura en mi patio.
Si bien es cierto en este texto cito muchas veces “mi patio”, creo que es mas de las mariposas y yo soy el intruso hay.
Mi abuelito que vive desde hace mucho en mi barrio, me a contado que todo ese terreno donde ahora hay muchas casas y familias viviendo hay era parte del estero salado.
Tal vez es debido a esto la fertilidad del terreno de “mi patio”.
Como no se va a sentir intimidada la naturaleza si donde era salado y estaba cubierto de manglar y muchas especies ahora es cemento y más cemento.
Solo me queda seguir disfrutando de mi pedacito de naturaleza en el patio y disfrutando de aquellas intrusas que visitan este, así como aquellas mariposas. 🙂