diciembre 19, 2009

Tengo planificado salir de compras por las festividades navideñas. No dispongo de mucho dinero y tampoco tengo tiempo. Me gustaría dar un pequeño detalle a todos los que amo, algo que encante y sea útil en la diaria convivencia, por eso he pensado ir al baratillo de la sinceridad de José Martínez Queirolo…

Si fuese un hada repartiría dones especiales como la sabiduría y tocaría con mi varita mágica a todas aquellas personas cuyos rostros compungidos han dejado de sonreír.

Tocaría el corazón a los que han perdido su capacidad de asombro y van por la vida como zombies, en espera de lo incierto y buscando lo efímero. Dibujaría labios sonreídos, corazones, pompitas de jabón y hasta le pondría un fondo musical a la vida para que todos sintamos alas en nuestro pecho y tomemos bríos al caminar, al hacer, al crear.
Les induciría a soñar, a tener esperanzas, a reír, a saltar, a correr y a disfrutar la vida que Dios nos ha dado y no debemos desperdiciar.
Y sobre todo, rendiría un tributo al homenajeado especial de estas fechas: nuestro querido Amigo Jesús.

Sin ser hada, ni maga, ni reina, reparto a ustedes mis mejores deseos de que vuestro corazón se llene de alegría radiante mientras esperamos la llegada del hijo del Padre Celestial.

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