abril 5, 2010

 

PANAMA HAT  – SOMBREROS DE PANAMÁ – MADE IN ECUADOR

Los llamados sombreros de Panamá o Panamá hat confeccionados  a mano con  paja toquilla, son originarios de  Ecuador.

¡Sorprendidos!  Pues así es. Son 100% producto ecuatoriano; pero tomaron este nombre internacionalmente, al ser comercializados en sus inicios, en los puertos panameños.

Ecuador comenzó a elaborarlos desde los años 1.630 y los ha exportado desde el siglo XIX.  Su natural color beige o crudo, se pierde con la aplicación de determinados químicos hasta lograr  un color blanco marfil que le da elegancia y distinción a cada uno de los sombreros confeccionados.  Así mismo, cuando se trata de sombreros para uso femenino, la paja toquilla es teñida con determinados tintes especiales que le van dando el color deseado.

A más de esto, para suavizar la forma definitiva del sombrero, antes de ser planchado, es golpeado con gruesos rodillos de madera. Finalmente, se realiza  una especie de control de calidad cortando todas las hilachas  de las fibras que hayan ido quedando sueltas, hasta lograr un artículo impecable.

Dentro del Ecuador, existen tres lugares donde conocen el arte de elaborarlos, desarrollando cada uno una habilidad distinta y son las provincias de  Manabí, Azuay y Cañar.

Los sombreros de Azuay y Cañar, son hermosos, pero los sombreros de Manabí, confeccionados expresamente en las ciudades de Jipijapa y Montecristi , que  han prestado sus nombres para diversos modelos, son considerados los mejores del mundo.    Se conoce fidedignamente que en estos lugares, en la actualidad existen unos 20 maestros que los tejen, gracias a que lo aprendieron de sus ancestros.

Disfrutemos la amplia variedad y modelos de estos maravillosos e increíbles sombreros de Panamá que tanto gustan a propios y extranjeros.

Luz Gabriela Rodríguez M.

 

marzo 26, 2010

Fin de semana triple equis

Son las seis de la mañana de este domingo abrumador. Quiero seguir asida a este colchón atrapante, continuar durmiendo sin rencores, pero los planes familiares de anoche me empujan a la realidad.

Mientras preparo el desayuno me sumerjo en la rutina,  no tiene nada de emoción. Tomo la pastilla con que inicio el día, dicen que estabiliza las hormonas  ¿Para qué?   No sé,  pero tengo que seguir las instrucciones del médico, no sea que me desequilibre y me produzca un imparable éxtasis.

Bato seis huevos de concubinato, así los llamo, porque no son de gallo y gallina; uhmm ya imagino el delicioso revoltijo con pimienta recién molida. Con un chorro de leche quedaran esponjosos, como las suaves nubes, aquellos inconsistentes nimbos donde asiento mis súbitas emociones.

Mis ojos, con anhelo resplandeciente, miran el  brillo de la espátula metálica coge huevos, es el vehículo que transporta mi volátil mente al infinito. Volar es fácil, volver es súbito: el revoltijo se me quema…

Una canastilla de mimbre acuna un blanco lienzo con panes calientes, en realidad llevan seis días en el  inerte congelador, pero en el  microondas, en menos de un minuto de calentamiento, igual como se concibe el amor en la actualidad, ya están listos y huelen a recién hornados, que hasta compiten con el excitante aroma de café instantáneo que intenta  inundar el  ambiente.

Me apresuro a beber néctar de guayaba artificial, para reanimarme, aunque bien podría beber “ayahuasca” para aluci-reanimarme.

Un elixir renovado de esperanzas resultó la misa dominical.

La charla posterior al Evangelio, aunque sea por corto tiempo, sacudió conciencias y retornó almas despabiladas.    En lo que me concierne, adoptando ojos bobalicones, acepté que de ahí en adelante, iba a ser mejor.    Quizás los buenos propósitos sirvan hasta el medio día, nunca se sabe en qué tierra caerá la fecunda semilla y aunque quiero creer que mi familia es tierra fértil, prefiero apaciguar mis inquietos pensamientos porque  nunca se sabe.

No planificamos visitar un parque camposanto y aquí estamos.

Percibo un intenso aroma de flores, suspiro con desánimo al ver acentuada la fragilidad de la materia…

El sol señala que el día va quedando atrás. Es hora de enrumbarse, la noche anuncia su presencia.

Estamos en casa.

Qué confortable es dormir, lo difícil es despertar y estar de nuevo en el escenario gris, con las mismas tramoyas, listos para volar, sentir, vivir, llorar y morir.

Mañana será otro día, esperaré atenta. Un neo fin de semana triple equis, se aproxima.

Tomado del Libro Los Días están contados de la escritora ecuatoriana Luz  Gabriela Rodríguez M.

febrero 9, 2010

Voy  a conquistar el día

La aurora parece retrasarse.  Trae un paso lento.

Algo debe  estar sucediendo. Llama mi atención porque cada instante de la vida avanza veloz.  Nada la detiene.

Me doy una ducha caliente y sobre mi indumentaria natural, coloco trapos.  Viejo hábito de cubrir el cuerpo; me adiestraron a efectuarlo desde que nací. De igual forma debe existir la costumbre de llevar máscaras desechables, por si acaso nos toca interactuar  “un carnaval de vida”.

Desde hace días hago la terapia del agua, bebo seis vasos  al despertarme.  La molestia que  origina es que el exceso lo estoy eliminando por los ojos, “algo deberá tener el agua, para que la bendigan”.

A medida que el sol se posesiona de su reino eclíptico, lleno mi alma de energía.

En el desayuno, me dejo seducir por los ojos y aunque sucumbo ante huevos revueltos con tocino, cada bocado me resulta insípido. Bebo pequeños sorbos de café,  mientras observo por la ventana un par de insinuantes palomas, haciendo lo único que suelen hacer.

Continúo eliminando el exceso de agua.

¿Cómo pesa la soledad?  ¿En qué me he convertido? Mis células han dejado de multiplicarse, el ciclo evolutivo se ha suspendido.  La existencia avanza sin detenerse; estoy sucumbiendo lentamente y vaya que se necesita valor para iniciar cada día.

Cuánto daría por no salir y  cobijarme en un sencillo abrazo.

Respiro profundo y avanzo.

Tengo que conquistar el día. Pienso en lo hermoso que sería avanzar y no voltear jamás.

tomado del Libro Los días están contados de

Luz Gabriela Rodríguez

enero 19, 2010

GIGANTESCO PINO – EL ÁRBOL DE LAS ALMAS

Imponente, llamativo, poderoso, único. Mecías tu copa con suavidad al compás del viento.

Aferrado a la Madre Tierra, extendiendo tus múltiples y fuertes brazos, ibas apoderándote de un territorio subterráneo que marcaste y proclamaste tuyo.

Me declaro culpable. Desde el inicio, cuando debí escoger un bello paraje donde coexistirías por siempre junto a otros de tu especie, te obligue a vivir en solitario.

Más de veinte años en los cuales deje que crecieras con libertad, para que puedas contemplar un firmamento más impio,  ser nuestro amigo, cobijarnos con altivez, refugiar en tus ramas los más ínfimos secretos de nuestras vidas, sin prever que nuestra casa sufriría las consecuencias…

Había que tomar la decisión postergada con cobardía. Qué difícil conocer que no podíamos salvarte y más aún, renunciar a ti.

Sólo Dios sabe el dolor que sentí al rescindir de tu ayuda y permitir el exterminio.

Bastaron cinco hombres, conos para impedir el paso vehicular, una canasta aérea, dos sierras eléctricas y muchas lágrimas y sentimientos confusos de nosotros, tu única familia.

Con la arrogancia de un valiente y erguido caballero; guardando una aparente obediencia, no mostraste resistencia alguna. En silencio permitiste que te vayan desmembrando y cuál gigante herido de muerte, entre ríos de lágrimas de savia pura, sucumbiste.

Eras nuestro árbol de las almas.  El avatar.   Hermoso pino.

Luz Gabriela Rodríguez

Enero 13 del 2010

enero 8, 2010

AVATAR

Fui al cine a ver la película AVATAR de James Cameron.

Fueron casi tres horas de completa acción, donde de manera absorta, disfruté del grado de perfección de  la tecnología informática, de los sonidos utilizados  y del 3D.

Mis ojos trataron de no perder ningún detalle de Pandora, tierra de los Navi, un pueblo que aún creía en los dioses y en el poder del amor, en los milagros y en la armonía con la naturaleza; dueños de una cultura propia y de un lenguaje diferente, del árbol mágico de las almas y de la importancia que tienen los bosques para el equilibrio del planeta.

Sin lugar a dudas, lo que llamó mi atención fue el enlace que tienen con la naturaleza y los animales. Una compenetración en la cual, sin usar lenguaje alguno, a través del extremo final de sus colas, crean un vínculo que los hace sentir, vibrar y unirse en la misma coordenada, lo cual es vital para su existencia.

Todo es diferente en Pandora, desde el amor de Nevtiri y Jake, las cascadas gigantes que convergen formando increíbles saltos de agua, las brillantes aves Ikras, la singular vegetación, el colorido bosque, los peñascos  Hallelujah o islas flotantes que recuerdan a Miyazaki, unidos solo por gigantescas lianas; donde cada cosa que la compone posee luz propia y movimientos, fundiéndose con bellos parajes naturales digitalizados y manteniendo un equilibrio de energías, donde también trasciende lo religioso.   

Considero que más que una simple historia y de ser un éxito cinematográfico, donde cada detalle ha sido bien cuidado, mucha maestría en los efectos visuales y en el diseño de producción, ha sido creado un mundo de fantasía, donde hábilmente se nos introduce en la trama; me atrevo a mirarlo desde la perspectiva de un mensaje que equivale a un alegato ecologista para que no sigamos destruyendo nuestro planeta y busquemos en los bosques el equilibrio de la humanidad.

Creo que es una historia fuera de serie que vale la pena ir a verla.

 

Luz Gabriela Rodríguez

 

enero 7, 2010

V8

Sentada, con el botón PLAY activado, filmo con mis retinas el espacio azul.

La gente indiferente va y viene, mientras continuo filmando. Uno que otra review matizado con un pause cuando los recuerdos invaden mi inconsciente.

Todo surge sin esfuerzo. Muchas escenas ya se han suscitado. De vez en cuando aparece en el lente un dejo de nostalgia.

Convencida de ser hija de la luna, me muestro gélida y silenciosa. Mientras tanto, cara a cara con la existencia, continúo filmando.

Mi retina capta rostros inexpresivos, moldeados en una máquina que clona marionetas humanas en serie.

Giro el cristal y lo enfoco en mí. Veo que pocos trapos me cubren. Diviso mi existencia equívoca. Le doy un giro de 90 grados y puedo captar hasta la locura.

Capto seres sin nombre, sin pasado, sin futuro y he llegado a captar hasta cuerpos etéreos. Enfoco caminos sin tiempo de olvido. Reconozco los escenarios fatuos creados con cincel y con martillo.

En espera de un mañana que no sé que traiga, dejo transcurrir el hoy, continúo filmando.

Mi lente y yo, somos uno.

Tomado del libro Más allá de los Sueños de Luz Gabriela Rodríguez

diciembre 13, 2009

GRACIAS CIBERNAUTAS

Sentí una infinita emoción al advertir en el contador de mi blog el número 20.000.  La  cibernauta que visitó mi blog en este histórico momento fue Angélica Moscoso, desde Ecuador.  Muchas gracias Angélica por tu apoyo, al leer mi blog a menudo.

A fines del 2008, desconocía todo lo relacionado con blog.   La ESPOL brindó las facilidades para hacerlo y fue Nidia Rodríguez la que sembró en mí, la semilla de la curiosidad.   Cree mi blog con la ayuda de Angélica  y de mi sobrina Andrea Rodríguez, dos jóvenes brillantes, estudiantes de la ESPOL.

Asistí a una reunión para formar parte del Club de Bloggeros de la ESPOL.  Me encanta escribir y esta era la forma precisa para hacerlo.

Comencé a dar mis primeros pininos de bloggera, estaba llena de dudas e inquietudes y  gracias al apoyo de José Francisco Rodríguez y a los comentarios favorables de Fabricio Echeverría,  me animé a perseverar y  poco a poco fui colocando contadores y haciendo contactos.

Con el paso del tiempo he adquirido amistades sin rostros, ni nombres  y he tratado de contestar  cada una de vuestras consultas e inquietudes.

Entre Él y nosotros están Ellos,  es un blog que fue creado abarcando todo lo relacionado con ángeles y arcángeles, testimonios, cuentos, poesías, autoayuda, misceláneos y otros, siempre con la predisposición de conducirnos hacia una mejor etapa y poder sobrellevar los avatares  de la vida con integridad y esperanza.

Gracias a Dios por permitirme avanzar, gracias a la vida por ser la mejor escuela de aprendizaje y de manera muy especial, gracias a todos y cada uno de los que leen mi blog.   De ustedes depende que  yo continúe  escribiendo.

De vuestra lectura existo.

Luz Gabriela Rodríguez

diciembre 3, 2009

Fragmentos de Carta del Papa Juan Pablo II a los Niños por Navidad

¡Queridos niños!

Nace Jesús

Dentro de pocos días celebraremos la Navidad, fiesta vivida intensamente por todos los niños en cada familia. Este año lo será aún más porque es el Año de la Familia. Antes de que éste termine, deseo dirigirme a vosotros, niños del mundo entero, para compartir juntos la alegría de esta entrañable conmemoración.

La Navidad es la fiesta de un Niño, de un recién nacido. ¡Por esto es vuestra fiesta! Vosotros la esperáis con impaciencia y la preparáis con alegría, contando los días y casi las horas que faltan para la Nochebuena de Belén.

Parece que os estoy viendo: preparando en casa, en la parroquia, en cada rincón del mundo el nacimiento, reconstruyendo el clima y el ambiente en que nació el Salvador. ¡Es cierto! En el período navideño el establo con el pesebre ocupa un lugar central en la Iglesia. Y todos se apresuran a acercarse en peregrinación espiritual, como los pastores la noche del nacimiento de Jesús. Más tarde los Magos vendrán desde el lejano Oriente, siguiendo la estrella, hasta el lugar donde estaba el Redentor del universo.

También vosotros, en los días de Navidad, visitáis los nacimientos y os paráis a mirar al Niño puesto entre pajas. Os fijáis en su Madre y en san José, el custodio del Redentor. Contemplando la Sagrada Familia, pensáis en vuestra familia, en la que habéis venido al mundo. Pensáis en vuestra madre, que os dio a luz, y en vuestro padre. Ellos se preocupan de mantener la familia y de vuestra educación. En efecto, la misión de los padres no consiste sólo en tener hijos, sino también en educarlos desde su nacimiento.

Queridos niños, os escribo acordándome de cuando, hace muchos años, yo era un niño como vosotros. Entonces yo vivía también la atmósfera serena de la Navidad, y al ver brillar la estrella de Belén corría al nacimiento con mis amigos para recordar lo que sucedió en Palestina hace 2000 años. Los niños manifestábamos nuestra alegría ante todo con cantos. ¡Qué bellos y emotivos son los villancicos, que en la tradición de cada pueblo se cantan en torno al nacimiento! ¡Qué profundos sentimientos contienen y, sobre todo, cuánta alegría y ternura expresan hacia el divino Niño venido al mundo en la Nochebuena! También los días que siguen al nacimiento de Jesús son días de fiesta: así, ocho días más tarde, se recuerda que, según la tradición del Antiguo Testamento, se dio un nombre al Niño: llamándole Jesús.

¡Alabad el nombre del Señor! Los niños de todos los continentes, en la noche de Belén, miran con fe al Niño recién nacido y viven la gran alegría de la Navidad. Cantando en sus lenguas, alaban el nombre del Señor. De este modo se difunde por toda la tierra la sugestiva melodía de la Navidad. Son palabras tiernas y conmovedoras que resuenan en todas las lenguas humanas; es como un canto festivo que se eleva por toda la tierra y se une al de los Ángeles, mensajeros de la gloria de Dios, sobre el portal de Belén: « Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes El se complace » (Lc 2, 14). El Hijo predilecto de Dios se presenta entre nosotros como un recién nacido; en torno a El los niños de todas las Naciones de la tierra sienten sobre sí mismos la mirada amorosa del Padre celestial y se alegran porque Dios los ama. El hombre no puede vivir sin amor. Está llamado a amar a Dios y al prójimo, pero para amar verdaderamente debe tener la certeza de que Dios lo quiere.

¡Dios os ama, queridos muchachos! Quiero deciros esto al terminar el Año de la Familia y con ocasión de estas fiestas navideñas que son particularmente vuestras.

Os deseo unas fiestas gozosas y serenas; espero que en ellas viváis una experiencia más intensa del amor de vuestros padres, de los hermanos y hermanas, y de los demás miembros de vuestra familia. Que este amor se extienda después a toda vuestra comunidad, mejor aún, a todo el mundo, gracias a vosotros, queridos muchachos y niños. Así el amor llegará a quienes más lo necesitan, en especial a los que sufren y a los abandonados. ¿Qué alegría es mayor que el amor? ¿Qué alegría es más grande que la que tú, Jesús, pones en el corazón de los hombres, y particularmente de los niños, en Navidad?

¡Levanta tu mano, divino Niño,
y bendice a estos pequeños amigos tuyos,
bendice a los niños de toda la tierra!

Juan Pablo II

Vaticano, 13 de diciembre de 1994.

ACIPRENSA

noviembre 22, 2009

Sientes vértigo emocional?

No, ¿cómo que no?

Yo sí. Siento mucho vértigo al subir, al bajar, al dar volteretas de aquí para allá. Y como estoy aprendiendo a caminar, me caigo, me levanto, me arrodillo, me caigo, me levanto, me arrodillo, qué torpeza la mía.

Entre luces trato de sonreír; maquillo mi cara, tiene que parecer sincera y feliz.

A veces canto y desafino, desafino y canto. Lloro y río, río y lloro. Digo sí y digo no, digo no y digo sí, digo quinientas veces si y quinientas y un veces no, no y no. Sabes: nos penden los hilos a su antojo. Es medio loco tanto vaivén, Lulú Clown.

De todas formas, no me importa. Entre luces trato de sonreír; maquillo mi cara, tiene que parecer sincera y feliz. Tú sabes. No hay historias sin final feliz y si no sabes, tienes que aprender; para qué usar máscaras de trágicos comediantes evocando el pasado bajo una borrasca de tiras de papel de fantasía.

Pero no te preocupes, yo te voy a proteger Lulú Clown, ese será nuestro pequeño secreto. Las dos juntas aprendiendo a caminar, a caer, a levantar y cuando se cansen de movernos en el aire y nos tiren dentro del baúl, con los tirantes enredados a descansar, saltaremos fuera de él y emprenderemos un viaje sin retorno, allá donde no habrá más funciones ininterrumpidas, ni nos utilicen para humanizar su imaginación.

Te prometo que nos disfrazaremos, tomaremos impulso y seremos las protagonistas de nuestro propio espectáculo, y cada noche conoceremos un lugar, desde luego, si tú lo permites Lulú Clown.

Viajaremos al espacio a pasear por el infinito, allá dónde nacen nuestros hilos de plata; te mostraré las estrellas y aprenderás que cada una está donde debe estar, iremos al nevado más alto del mundo, quiero saber dónde nace la frialdad y la maldad del ser en medio de tanto hielo, volaremos al cráter de un volcán en erupción para medir hasta qué punto nuestros corazones pueden resistir el dolor, sin fundirse el alma, Lulú Clown.

Te llevaré a las Cataratas del Niágara para saltar y envolvernos en la espuma imaginaria. Pasaremos por el Desierto del Sahara y te mostraré un oasis.
Sí Lulú Clown, te mostraré el mundo, el espacio, el infinito y aprenderás, que no es tan triste ser una simple marioneta del destino.
Tomado del libro Los días están contados de Luz Gabriela Rodríguez – Ecuatoriana.-

octubre 16, 2009

Te conocí de cerca Matilda.  Al final de cada tarde te veía pasar.  Lucías distinguida, calzabas sandalias de altos tacones y contoneabas tus caderas al caminar, acentuando el erotismo.  La gente te miraba y los hombres  con ojos lúdicos seguían el compás de tus sensuales pisadas.

Enmarcando las  curvas de tu cuerpo siempre vestías de negro, Matilda.  Con tu abundante  y larga caballera se te percibía extraordinaria, natural;  en esa época donde no existían  los cosméticos de embriones, las incontables dietas, el culto al cuerpo con vendas de yeso o mejor aún, el bisturí de un  cirujano plástico de moda. Tampoco aparecías en la  inexistente página web de ese entonces.

Yo, pequeña niña veía tus brillos, tus luces y  te admiraba; era tu fans.   “Así voy a ser de grande”, pensaba, mientras el centelleo de tus grandes aretes se reflejaba en el vidrio de mi ventana.

Los años pasaron…  Desconozco qué me hizo recordarla, tal vez el sexto mandamiento o el tercer pecado capital.   Pero a estas alturas de la vida, ¿qué será de ella.  ¿Su corazón se habrá apagado?    ¿Estalló en minúsculos trozos esparcidos en el firmamento? ¿Alguien los habrá recogido?  Quizás esté sentada en una vieja mecedora o en cuclillas sobre un destartalado baúl, revolviendo evocaciones y trapos que alguna vez llenaron su vacío existencial, aunque es probable que a la vejez  practique el decoro.

De cuando en cuando, se probará un ceñido vestido,  cómplice y fiel compañero de sus secretos deslices  que habrá tenido por la vida.  Posará frente al espejo los harapos que habrán dejado las polillas. Maquillará sus ojos con exageración, creyendo que aún posee mirada seductora.  Trazará gruesas líneas en sus caídos párpados y abriendo un pequeño estuche, rescatado de  telarañas enzarzadas, se empolvará su nariz, para  luego colorear su ajada boca con un labial carmesí, mientras recuerde el “arte de la seducción”.

Dónde quedó la belleza de Matilda, musa del deseo, expresión dulce de Danae.  Acaso está atrapada en el atomizador de su empalagosa fragancia, o  en el implacable y exterminator VIH.  Pobre Matilda, lucía distinguida.

Tomado del libro Los Días están contados – Breviario convexo de Luz Gabriela Rodríguez – Escritora ecuatoriana.

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