junio 22, 2009

Excelente monólogo.

Deja atrás el dolor y hace gala de juegos de palabras colmadas de humor y picardía; soliloquio protagonizado por Amparo Grisales, que acompañada del fondo inicial de un espectacular tango, cuenta la vida de una mujer llamada Vivi y su cariñoso marido OB.

 

La vida contada, bien puede ser la de  cualquier mujer infelizmente casada, que sobrevive a base de la ironía y el humor, actos con los cuales muchas mujeres nos sentimos identificadas.

 

Con el uso de frases que impactan al público, le da énfasis y colorido a la obra que se vive en lo cotidiano; sólo que ninguna mujer se atreve a confesar la confabulación y los entretelones puertas adentro de su campo de lid personal, donde sin magia alguna, libra a diario, una contienda interna, demostrando que para mantener a su amado, debe resignarse, o utilizar la astucia de una serpiente y la paciencia de una hormiga; bueno, de un millón de ellas…

 

Y es que la relación que existe entre un hombre y una mujer  es una historia narrada desde el escenario de la vida; es vivir una verdadera Cruzada, donde él y ella son los actores principales y el mejor actor gana el óscar del día.

 

Usualmente, la protagonista es la mujer, que con vocación de servicio, va impostando su voz en el escenario de la existencia; utiliza tramoyas y se esfuerza en su papel de heroína. Todo por sostener la relación; involucrando sus sentimientos, sin importarle la realidad social en la que está inmersa, lo que la obliga a permanecer entre bambalinas.

 

Al margen de este monólogo, No seré feliz, pero tengo marido es una coloquial frase que aún en esta época, forma parte de los pensamientos de muchas mujeres, que deben descubrir que la auténtica felicidad depende no de otros, sino de uno mismo.

 

Si tu pareja no te valoró, si te insultó, si dejó de amarte o si no te amó nunca, son escuetas experiencias de la vida.  Tú decides y DECRETAS SER FELIZ, eso depende de ti y lo determinas en cada instante de la vida.

 

El verdadero sentir es la esperanza que en el interior del alma habite la felicidad.  PUEDO SER TAN FELIZ COMO ME LO PROPONGA, bien puede ser el título de un nuevo monólogo.