junio 27, 2009

¿Quién es tu mejor confidente?

Acaso tu almohada.

Entre sollozos y lamentos escuché un diálogo en el cual una joven se quejaba de haber sido quebrantada su intimidad, cuando su mejor amiga reveló un secreto que ella le  confió tiempo atrás. 

 

Pensé en el intenso dolor que debía sentir al haber confiado en alguien desleal y cuestioné en cuán profunda debe  ser la lealtad  y si existen circunstancias en que amerite ser violentada?

 

A lo largo de la vida esta escena se repite.  Alguien confía sus conflictos personales, sus problemas, sus frustraciones,  con la seguridad de que estarán a buen recaudo y a la vuelta de la esquina, los divulgan.

 

Lamentablemente la falta de entereza, de honor y probidad es  característica de nuestra actual sociedad, donde sin medir las consecuencias, las confidencias  son dadas a conocer, trascendiendo la intimidad fiada.  El mundo está colmado de estas personas, cuya lealtad y confianza no forman parte de sus principios. Podría decirse que resulta difícil encontrar un amigo con integridad.  

 

Proteger la amistad y la vida privada, es una obligación moral que se aprende en el hogar y si analizamos nuestros propios comportamientos, quizás no hemos percibido que estamos cometiendo algo similar y que es probable que estemos maximizando los errores de otros, con el fin de sentirnos mejor y ocultar nuestras propias falencias.

Ningún amigo de verdad multiplica la vergüenza del prójimo difundiendo chismes malintencionados. Gálatas 6:1.

Involucrarse en demasía al punto de querer tomar las riendas de la vida del prójimo, divulgar sus confidencias y mostrar  deslealtad, es violar la confianza depositada.  

Los amigos no son amigos si cambian cuando cambian las circunstancias.

No se a quién atribuirle esta frase, pero durante muchos años fue repetida en mi hogar. Y vaya que en el transcurso de la vida, fuimos comprobando que es una gran verdad.    Los verdaderos amigos son aquellos que hacen  lo posible por ayudar en momentos de conflictos, extendiendo su mano al prójimo caído, ayudando a resolver sus problemas con las reservas del caso y con espíritu de mansedumbre. 

Seamos ejemplo de verdadera amistad, si somos confiables ante los ojos de Dios y de los hombres, mejores cosas nos esperan.

Deja la almohada para acomodar tu cabeza al descansar y toma la lealtad de un verdadero amigo. Son escasos pero si existen y guardarán tus confidencias. Ellos te guiarán y estarán a tu lado sin importar lo que decidas.