junio 9, 2009

¿Sientes temor e incertidumbre? ¿Angustia? ¿Quieres llorar? ¿Estás enojado con la vida, con las cosas que te ocurren y con lo que te rodea? ¡Quién no tiene un mal momento!

 

¿Crees que la culpa de tus errores es de los demás y piensas que eres perfecto y qué tienes la razón en todo?

Que equivocación tan grande. Aquí no es cuestión de culpa, sino de responsabilidades. Los malos momentos nos suceden a todos y un bajón en el estado de ánimo hace visualizar de una manera errónea lo que sucede.

Los problemas y conflictos nacen en nuestro interior y se reflejan al exterior: nuestro cuerpo.  Cuando la incertidumbre por lo que ocurre, lo que pasa y lo que vendrá, se apodera de nuestro corazón, el estado de ánimo se torna deplorable.

El primer paso es aceptar lo que está sucediendo y reconocer que de cada mal momento se aprende algo que puede ser tu fortaleza. La clave es vivir en fe y renovar el estado de ánimo. 

Cuando el espíritu afligido acecha, se contrarresta con el Espíritu Santo. Él nos da un buen estado de ánimo aún en circunstancias difíciles de la vida.

RECAPACITA

¿Qué tienes al alcance de tus manos?

Tienes tanto y no te das cuenta. Tienes la vida que Dios te da, tu pareja, tu familia, tus amigos, tu perro, tus sueños y sobre todo, el mañana… No te parece suficientes cosas para tomar la vida con calma y analizar quién es el único culpable de que estés pasando así. 

JAMÁS RELEGUES TUS SUEÑOS

NO claudiques.  La forma práctica de vivir es tener sueños, deseos, proyectos y la ilusión de mejorar la vida cotidiana.

Busca a Dios. Él te hará levantar vuelo y desde arriba podrás visualizar la solución de esas pequeñas contrariedades.

VIVE EL PRESENTE

Lo que pasó ya no puedes cambiarlo, si te equivocaste y tienes la opción de enmendarlo, hazlo con el ánimo de retomar el sendero y de hacer mejor las cosas. Si no tienes opciones, avanza.

Vive el presente con intensidad.  Eso ayuda a mejorar el futuro y es el futuro el que te ayudará a soñar y a trazar metas.

Dios pone en nuestros corazones mucha alegría y el gozo de Jesús es fortaleza y cuando se siente felicidad, llega la salud, la tranquilidad y ese gozo exquisito que te inundará de paz. Es entonces el momento preciso de estar en capacidad de tomar una decisión.

La alegría abre puertas con las que puedes superar, olvidar, perdonar, recordar, perseverar y tu mejor propósito: comenzar hoy.

Jesús te dará el entendimiento y la sabiduría para que concibas las posibilidades que tienes en la vida y en el  hogar.

Inténtalo, tienes la esperanza de lograrlo…