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miércoles, febrero 04th, 2015 | Author:

Amen
Comentario del Evangelio: 
«¿No es éste el carpintero?»

     
San Juan Pablo II (1920-2005), papa

         La verdad de que el hombre con su trabajo participa en la obra de Dios, su Creador, ha sido particularmente puesta en relieve por Jesucristo, de quien muchos de sus primeros oyentes de Nazaret «se preguntaban asombrados: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? … ¿No es éste el carpintero?»    En efecto, Jesús proclamaba y, sobre todo, ponía por obra el evangelio que le había sido confiado, las palabras de la eterna Sabiduría. Por esta razón, se trataba verdaderamente del «evangelio del trabajo», porque el mismo que lo proclamaba era un trabajador, un artesano como José de Nazaret. Aunque no encontremos en las palabras de Cristo el mandato particular de trabajar – sino más bien, una vez, la prohibición de preocuparse de manera excesiva del trabajo y de los medios de subsistencia (Mt 6, 25-34)- su vida es, a este respecto, suficientemente elocuente: él pertenece al mundo del trabajo, aprecia y respeta el trabajo del hombre. Incluso se puede decir más: mira con amor el trabajo y sus diversas expresiones, viendo en cada una manera particular de manifestar la semejanza del hombre con Dios Creador y Padre.    ¿Acaso no es él mismo quien ha dicho: «Mi Padre es el viñador» (Jn 15,1)?… En las parábolas sobre el Reino de Dios, Jesucristo se refiere constantemente al trabajo: al del pastor, del agricultor, del médico, del sembrador, del amo de la casa, del servidor, del intendente, del pescador, del mercader, del obrero. Habla también de los diversos trabajos de las mujeres. Presenta al apostolado semejante al trabajo manual de los segadores o de los pescadores… [He aquí] el grande, aunque discreto, evangelio del trabajo que encontramos en la vida de Cristo y en sus parábolas, en lo que Jesús «ha hecho y enseñado» (Hech 1,1).

martes, febrero 03rd, 2015 | Author:

NO TE DEJES VENCER POR LA TRISTEZA ni te atormentes por tus culpas: ALEGRÍA de corazón es VIDA del hombre, el GOZO alarga sus años; consuélate, recobra el ÁNIMO, aleja de ti la pena, porque A MUCHOS HA MATADO LA TRISTEZA, y NO SE GANA NADA con la PENA. Celos y enojos acortan los años, las preocupaciones ENVEJECEN antes de tiempo. CORAZÓN ALEGRE es como un gran banquete que hace provecho al que lo come.»(Eclesiástico 30:21-25).
No te dejes vencer, no te atormentes, consuélate, recobra el ánimo, aleja de ti la pena… Todo esto lo dice DIOS en Su Palabra. 

Y si Dios te lo pide, es porque PUEDES HACERLO (y porque te conviene hacerlo). 
El Señor te fortalece, y tú: ORA, lee la BIBLIA todos los días. NO AFLOJES: ÁNIMO, que NO SE GANA NADA con la PENA 

y las preocupaciones te ENVEJECEN. En cambio ALEGRA TU CORAZÓN que eso sí te será de provecho. 
Dibuja una sonrisa en tu cara y muestra a otros (y por sobre todo, a ti mismo), que tu confianza está puesta en Cristo Jesús: 

…»El que confía en el Señor no será defraudado» (Rom 10:11
Dios te bendiga!!!
Fuegooooimage

martes, febrero 03rd, 2015 | Author:

abre tu corazonReceta para los eternos indecisos.
Escoger siempre cuesta, porque supone sacrificar otras cosas que también nos gustan.
Descubrir que en toda empresa humana hay fallas. Y conviene elevar mucho nuestros deseos y nuestras metas para que estás valgan la pena.
Receta para los eternos indecisos:
Pesar las cosas hasta el último detalle y luego…lanzarse al vacío y recuerda, Dios no hará por tí lo que tu puedes hacer sin Él.
La vida es una carrera de obstáculos. Y el arte de vivir no consiste en quitar obstáculos ni eludirlos buscando el camino fácil, sino en saberlos saltar.
Lo que cuesta, cuesta el doble antes de que nos resolvamos a hacerlo. Pero sólo cuesta la mitad después de haber empezado. Cuesta resucitar, porque supone morir primero.
Te dire lo que normalmente busca el hombre mediocre:
“Ser santo, sin estar crucificado; ser pobre, sin faltarte lo que deseas; ser casto sin imponerte ningún sacrificio; ver a Dios sin haber luchado por Él”.
El hombre mediocre que mora en tu interior quiere conocerlo todo, tenerlo todo, gustarlo todo. Pero no pagarlo todo, trabajarlo todo, ganarlo todo.
Para vencer y ganar, poco valen las formas condicionales o de subjuntivo: Me gustaría, quisiera, desearía.
No te engañes: Tendrás que luchar para saber. Tendrás que luchar para poder. Tendrás que luchar para querer.
Y finalmente, desconfía de aquellos que dicen querer ayudarte, sin exigirte ningún esfuerzo. Porque o se engañan o quieren engañarte.
Dios no mira tanto lo que damos, cuanto lo que retenemos de aquello que nos pide. Nos cuesta dar, porque no tenemos en cuenta que al hacerlo, sólo devolvemos a Dios lo que de Él hemos recibido.
Da lo mejor de tí. ¿Para que sirve el mejor perfume si está encerrado en el frasco?
Aprovecha este tiempo para descubrir el Plan de Dios en tí y recuerda: Sí tu haces lo posible, Dios hará lo imposible. Encuentrate a tí mismo, descubre el potencial que Dios a puesto desde toda la eternidad en lo más profundo de tu alma.
Recuerda que imposible en muchos casos, significa: no intentado. Tu, intenta lo imposible.
De todas las palabras, las más tristes son: Podría haber sido; si yo hubiera… Por tanto: ¡ARRIESGATE A SER FELIZ!
“No guardes nunca para tí aquello que sospechas no es tuyo; simplemente compartelo”

martes, febrero 03rd, 2015 | Author:

Fuegoooo
Comentario del Evangelio: 
“Con sólo tocar su manto me salvaré” 

     
San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia

         Por fe tocamos a Cristo. Por la fe le vemos. No es nuestro cuerpo que le toca, los ojos de nuestra naturaleza no lo llegan a ver. Porque ver sin percibir no es ver, oír sin entender no es entender ni tocar si no es por la fe…    Si consideramos la grandeza de nuestra fe y si comprendemos la grandeza del Hijo de Dios vemos que en relación a él no tocamos más que la orla de su manto. El vestido entero no lo podemos alcanzar. Así que si nosotros también queremos ser curados, toquemos por la fe la orla de Cristo. No ignora a aquellos que tocan su orla, que le tocan cuando se vuelve hacia nosotros. Dios no necesita los ojos para ver, no tiene sentidos corporales sino que posee en él el conocimiento de todas las cosas. Dichosos aquellos que tocan por lo menos la orla del Verbo: porque ¿quién puede aprehenderlo totalmente?jesus