Motivos por los que los niños y niñas deberían aprender a navegar

Para un niño o una niña, la vela representa un formidable campo de entrenamiento para aprender nuevas habilidades, involucrarse, enfrentarse a los elementos, conocer y respetar el entorno y entablar relaciones con los demás. Dar a tus hijos un curso de vela es una experiencia que puede cambiar su vida haciéndola mejor.

 

Muchos padres pueden pensar que los barcos no son el lugar ideal para sus hijos, sobre todo cuando son pequeños. Si tú mismo no eres precisamente un ‘lobo de mar’ tal vez sea conveniente que primero realices el curso PER Bilbao, para así resultar un mayor y mejor apoyo para tus hijos. En la academia PER Bilbao aprenderás lo necesario para sacar tu título PER y las habilidades y el respeto imprescindibles para hacer frente a la peligrosidad del mar, la marea alta, el barco que se tambalea, el mareo, los espacios estrechos, la posibilidad de hacerse daño…aprendiendo a evitarlos para disfrutar de todos los beneficios del mar.

 

De este modo verás que  los chicos tienen una excelente capacidad de adaptación y en el barco están muy bien, para ellos es un juego, un nuevo hábitat que enseguida aprenden a vivir al máximo y si se involucran sabiamente en la vida a bordo se sienten como en casa. De hecho, cuanto más pequeños son, antes se acostumbran a la vida en el mar. 

Razones para aprender a navegar

Aprender a través del descubrimiento

Navegar enseña las habilidades de la vida a través del autodescubrimiento. Esta es una forma muy efectiva e interesante de aprender y es diferente de la mayoría de los métodos educativos que se usan en la escuela. Al aprender a través del autodescubrimiento, las personas desarrollan una mayor sed de aprendizaje y una comprensión más profunda del tema.

 

Proceso de decisión

Navegar enseña y ayuda a las personas a tomar decisiones en tiempo real. Ante los cambios de rumbo de otros barcos y la dirección del viento, el navegante debe tomar constantemente decisiones para maniobrar el barco con seguridad y hacerlo sin tener demasiado tiempo para discutir o contemplar.

 

Autoconfianza

Simplemente no hay nada como poder volar tu propio barco a la edad de 8 años. El ciclismo es una cosa. Dirigir y atracar hábilmente un velero es todo lo contrario.

 

Trabajo en equipo

Imagine tener tres personas conduciendo su automóvil: una persona detrás del volante, otra para el acelerador y una tercera para el freno. No trabajar correctamente como equipo en un velero dará como resultado una navegación caótica y un comportamiento torpe del barco que a menudo hará que el barco se vuelque. Esta es una gran motivación para aprender a trabajar en equipo.

 

Habilidades de comunicación

Navegar requiere una comunicación precisa, clara y oportuna entre cada miembro de la tripulación. No comunicarse correctamente puede hacer que las cosas salgan mal, como quedarse atrás en una carrera o hacer que el barco vuelque accidentalmente.

 

Aventuras

Navegar crea un sentido de aventura que combina curiosidad y audacia y crea un enfoque efectivo para enfrentar nuevos desafíos. Pero lo sorprendente es que crea el gusto por la diversión proponiendo nuevos retos.

 

Toma de riesgos

Los que surfean aprenden a arriesgarse y se sienten cómodos con esta situación. Además, aprenden rápidamente a lograr buenos resultados incluso en situaciones críticas. Muchos jóvenes marineros harán de su barco una especie de laboratorio de riesgos, incluso en un caluroso día de verano, solo por el placer de llevar el riesgo más allá de sus límites mientras se divierten.

 

Responsabilidad

Tomar el mando incluso de un bote pequeño es una gran responsabilidad. Los barcos no solo son costosos de comprar y reparar, sino que en cualquier situación que involucre agua presenta un cierto nivel de peligro. Incluso el marinero más joven aprende la necesidad de seguir los protocolos de seguridad, los procedimientos de emergencia, usar equipo de seguridad y hacer todo lo posible para salir del apuro.

 

Coraje

Pasar de la comodidad de la tierra al entorno marino y desafiar vientos, corrientes, olas y tratar de domar el viento requiere valentía. Intentar que un barco navegue lo más rápido posible y correr riesgos para ganar una regata requiere coraje. Los marineros que se sienten cómodos navegando, especialmente en una situación competitiva, desarrollan un nivel de coraje profundamente arraigado.

 

Orden mental

Los estudiantes de una escuela de vela aprenden cómo armar y desarmar correctamente un bote, lo que significa colocar las cosas en el lugar correcto y mantenerlas en orden mientras están en el agua, especialmente en un velero pequeño. No es que los marineros sean «fanáticos» del orden, pero tener todo bajo control en el barco es fundamental para gestionar las maniobras y la navegación, crea un ambiente más seguro, práctico y reconocible en un entorno que de otro modo podría ser puro caos debido a la barco que se balancea y patina.

 

Perseverancia

Navegar premia a los que perseveran. El éxito en la navegación a menudo se debe a la constancia de hacer algo a pesar de las dificultades. Salir a la mar aunque sea una hora tarda mucho en llegar a la playa, armar el barco, luego desarmarlo, etc. Las mismas condiciones meteorológicas no siempre son favorables o hay que esperar a los tripulantes.

 

Flexibilidad

Un marinero no tiene que ser rígido en seguir un plan porque el mar y el clima están cambiando constantemente. Por lo tanto, el marinero debe aprender un nivel de flexibilidad para tener éxito.

 

Habilidades cognitivas

Comuníquese con una tripulación, gestione el ajuste de una vela, conduzca el barco en mar abierto o en alta mar considerando otros barcos, obstáculos, bajíos, corrientes, aproveche un entorno dinámico en constante cambio, use equipos, resuelva problemas en el lugar , etc Todas estas operaciones desarrollan una serie de habilidades cognitivas que pocas otras actividades pueden reunir en una sola sesión.

 

Matemáticas prácticas

La velocidad del casco, la elevación de las velas, la relación entre los barcos, las distancias de detección, las experiencias del mundo real que se acumulan durante la navegación son tan divertidas que el marinero ni siquiera se da cuenta de que está aprendiendo matemáticas como la geometría. química, física, etc..

 

Comando

El velero es un laboratorio de liderazgo flotante. Cada aprendiz de marinero se convierte en capitán a su vez y tendrá que tomar el mando del barco y navegar y gobernar con seguridad su barco en condiciones cambiantes y, a menudo, difíciles. Probablemente tendrá un equipo para organizar, administrar, motivar. Todo esto conduce a tener unas habilidades de liderazgo útiles tanto en el barco como en tierra.

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