El camino hacia una didáctica creativa

El continuo rebobinar contenidos termina con cualquier método de enseñanza; en cambio, poner sal a las ideas es un ingrediente con buenos resultados. Es verdad que se trata de una idea simple, y precisamente por eso pasar desapercibida ¿Activamos los profesores la capacidad de sorpresa? ¿Monopolizamos las clases siendo los únicos protagonistas? ¿Abrimos las puertas a la cooperación del alumno? ¿Han de adaptarse los alumnos a un método único?…

Stop al desánimo

Son algunas preguntas que deberían ayudarnos a replantear nuestra manera de actuar si observamos que las clases no marchan como debieran ir. Porque si habitualmente afirmamos de los alumnos: «no estudian», «no entienden», «no les interesa nada», «son un desastre»… algo no va bien. Expresiones de este tipo provocan una apatía desmoralizante en el alumno y conducen al triste peligro de dar por perdida la batalla de conseguir que se interesen por la materia antes de ponerse los remedios oportunos. Está en nuestras manos intentar lograr que crezca la «ilusión» por aprender; si no ponemos empeño en esta tarea, ¿lo hará el alumno?. El escepticismo y el desencanto no pueden ser los actores de una profesión que precisa grandes dosis de entusiasmo e ilusión. Entre el tedio y el aburrimiento no debería desfilar el quehacer educativo, ni la mediocridad instalarse: la creatividad e innovación deben ser insobornables aliados, el aburrimiento deseduca.

Imaginación

Qué duda cabe de la necesidad que el profesorado de Secundaria tiene de recursos metodológicos adecuados que le ayuden a superar la rutina que se presenta con el transcurrir de los años.

La promoción de alternativas didácticas imaginativo-creadoras es una tarea que afecta muy directamente a una profesión ligada a la juventud; de ahí que una pedagogía realista sea el hilo conductor de un modo de hacer que concilie dos realidades aparentemente dispares -creatividad y aprendizaje- procurando superar el abismo entre teoría y práctica educativa.

Muchos libros –nunca suficientes- se han publicado sobre la importancia de la creatividad educativa, pero principalmente referidos a Primaria; más difícil resulta hallar materiales didácticos que se ocupen de esta cuestión en Secundaria o Bachillerato.

Claro que existe un variado y valioso material de experiencias didácticas, pero tales actividades se presentan limitadas a momentos o situaciones puntuales, no integrándose plenamente en los diversos currículos. La propuesta que me gustaría transmitir trasciende la enumeración aislada de actividades circunscritas a tiempos y modos particulares de actuación, estableciendo una vertebración creativa de contenidos globalizadora.

Planificación

Deberíamos apuntar a una estrategia docente que se extendiese más allá de la simple toma de apuntes o de la asignación del alumnado a un rol pasivo. Puesto que a todos nos interesa que los alumnos asuman actitudes activas, más acordes con lo que debe ser una auténtica educación, una metodología lúdico-creativa permitiría sentar las bases para cumplir este objetivo.

Es un hecho la creciente importancia en nuestra sociedad de los medios audiovisuales, tecnológicos y lúdicos en general; estamos en la era de la imagen espectáculo y, cada vez más, los alumnos viven en y de ella.

Si educar es, entre otras cosas, cultivar la inteligencia y hoy vivimos inmersos en un universo de imágenes y realidades virtuales

¿podemos enseñar ignorándolo?

Bajo tal presupuesto, debe procurarse una metodología que facilite el uso de métodos alternativos de enseñanza haciendo de la clase una experiencia variada, atractiva, entretenida y útil.

En definitiva, una Didáctica Creativa ha de lograr una integración global, efectiva y eficaz de muy distintos recursos educativos; no debe reducirse a mera aplicación en torno a situaciones extraordinarias o de entretenimiento, sino que ha de implicar una detallada planificación ajena a improvisaciones tanto curriculares como organizativas.

Me parece que la ausencia de guiones programáticos que faciliten al profesorado de Secundaria una aplicación de recursos pedagógicos en su vertiente lúdico-creadora justifica esta reflexión.

En fin, deseo alentar una “programación creativa” aunque se tenga la impresión -como decía Chesterton- de ir al principio muy despacio con las nuevas ideas y con las viejas creer avanzar rápidamente.

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