Cloud Computing: Súbete a la nube!
En español significa «computación en la nube». ¿Acaso esto quiere decir que debemos llevar nuestras computadoras a una parte alta para estar más cerca de las nubes y así trabajar mejor? Pues no. La «nube» es una metáfora para Internet, y cloud computing es una tendencia que permite ofrecer servicios basados en la nube, es decir, en Internet.
Desde mi punto de vista, la computación en las nubes no es más que una evolución de la Web 2.0. En la Web 2.0, el usuario genera su propio contenido (sube fotos, envía mensajes, hace entradas en blogs…) y todo este contenido se guarda en servidores de terceros, en Internet, sin que sea necesario que el usuario que genera el contenido sea un experto diseñador web o programador. En el cloud computing pasa lo mismo: el usuario, sin saberlo, o con una leve noción, sube contenido a un servidor en Internet, la diferencia es que aquí existen aplicaciones que permiten realizar tareas más complejas que en la Web 2.0.
Al ver la similitud con la Web 2.0, la computación en las nubes no nos parece algo muy alejado de nuestra realidad. Uno de los pioneros en esta rama es, sin duda alguna, Google, que desarrolló su infraestructura, brindando cada vez más servicios «en la nube», como Docs, Calendar, Reader, Maps…
Las ventajas de esta tendencia son la independencia de un sistema operativo específico, la reducción de costos, pues en teoría no se necesita instalar ningún hardware o software especial, la gran capacidad de personalización, las actualizaciones automáticas, las cuales el usuario ni siquiera las percibe, entre otras.
La desventaja de la computación en las nubes es que el usuario depende totalmente del proveedor del servicio, tanto para ver como para modificar sus archivos; entonces, si por alguna razón el proveedor del servicio falla, el usuario simplemente no podrá hacer nada. Además que un usuario deje sus archivos en un servidor de terceros, siempre será un riesgo para su privacidad.