La semana pasada, el ministro de Desarrollo alemán, Dirk Niebel, anunció súbitamente que Alemania no está dispuesta a contribuir con un fondo fiduciario que serviría para que Ecuador no permita la explotación petrolera en un Parque Nacional.
Se trata del bloque denominado Yasuní Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT), que abarca 200.000 hectáreas del Parque Nacional Yasuní, ubicado entre las provincias ecuatorianas de Pastaza, Napo y Orellana y en el cual habitan los indígenas Waorani.
El llamado fondo de la ITT surgió en el 2008 a partir de la idea del gobierno ecuatoriano de no explotar esos grandes yacimientos de petróleo en el subsuelo del Parque Nacional Yasuní a cambio de donaciones por la mitad del valor del recurso, lo cual podría significar que 507 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono no entren en la atmósfera.
La administración del fondo corre por cuenta del Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la idea es recaudar 2,7 mil millones de euros para el 2024, el 50% de lo que produciría la extracción petrolífera.
Ambientalistas han denunciado daños ocasionados por los trabajos petroleros
Mala señal
A inicios de este mes, Chile fue el primer país en aportar dinero para establecer un fondo fiduciario para proteger el Parque Nacional Yasuní y sus pobladores indígenas de la destructiva mano del negocio petrolero. En una ceremonia en Quito, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alfredo Moreno, entregó un certificado por valor de $100.000.
Moreno reconoció que se trataba de una suma más bien pequeña de dinero, pero enfatizó que se trataba de un gesto simbólico, el cual motivó a diversos analistas a sugerir que España y Alemania pronto seguirían el ejemplo chileno. De manera que la reciente declaración de Niebel ha encontrado amplias críticas.
«El hecho de que una de las naciones más ricas no apoye la iniciativa es una mala señal no sólo para donantes potenciales, sino para países como Perú, Bolivia y Guatemala que consideran implementar proyectos similares», manifestó a Deutsche Welle Thomas Brose, director de la Alianza por el Clima, una asociación de gobiernos locales europeos preocupados por la conservación del clima.
Mientras Brose vería gustoso el surgimiento de más iniciativas como el fondo ITT, el Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo alemán (BMZ por sus siglas en alemán) se muestra escéptico.
El gobierno ecuatoriano «amenaza» con dar luz verde al proyecto
Un vocero del BMZ, Sebastian Lesch, dijo a Deutsche Welle que «una de nuestras muchas preguntas es si esto sentará un precedente para otros gobiernos, pues nuestro objetivo es impulsar políticas activas en países activos, en vez de pagarles por no hacer nada».
Planes positivos
El PNUD sostiene que los 2,7 mil millones de euros que busca recaudar para el 2024, se invertirían en fuentes de energía renovable y en lograr una mayor eficiencia energética en el país, tanto en el consumo doméstico como el industrial.
Sin embargo, Niebel no está convencido y otro de sus argumentos es el de la garantía que todo se cumpla. El funcionario sostiene que los términos del acuerdo entre Ecuador y el PNUD no son suficientes para prevenir que futuros gobiernos de ese país procedan a perforar en busca de crudo en el sitio.
El gobierno de Ecuador se comprometió a emitir unos Certificados de Garantía Yamuní (CGY) a los contribuyentes, en los que promete la devolución del dinero si cualquier gobierno posterior decide explotar las reservas de petróleo.
Contra el tiempo
Brose se mostró preocupado pues «el presidente de Ecuador hace un juego doble, por un lado trata de dar la apariencia de ser muy verde y de que hace un esfuerzo grande para proteger el medio ambiente, pero por otro concede permisos para explotación petrolera en otros sitios del país».
El gobierno ecuatoriano estableció como fecha límite finales del 2011 para hacer efectivo el primer pago de los fondos. Si para ese entonces no se han logrado 75 millones de euros, el proyecto será considerado un fracaso y se abrirá el camino para la explotación del petróleo.
Brose cree que esa fragilidad del proyecto aleja la voluntad alemana: «si el gobierno ecuatoriano no logra el dinero, dirá que hizo su mejor esfuerzo, pero que no logró el apoyo ni siquiera de naciones ricas como Alemania».
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