Hemos participado de una capacitación última, donde se reitera que el mayor peligro del turismo son los desastres naturales, la inseguridad y otros, entre los que están los problemas que afectan a la salud. Coincidentemente en nuestro país acaba de producirse una crisis, la no preparación para enfrentarla, en la introducción de un virus del sarampión importado del África.
La localización del virus se dio en Quisapincha, en la provincia del Tungurahua, población cuyo trabajo es la confección de prendas de vestir y lo mejor que tienen es la del trabajo con el cuero, que es reconocido nacional e internacionalmente en toda su producción. En pocas palabras, ante el mal manejo de esta crisis, pasó en corto tiempo a ser un pueblo desolado y abandonado, algo lamentable porque no se valoró bien el origen y manejo del virus ni de los resultados que se produjeron.
Lo sucedido requiere una observación inmediata y una preparación futura, para que estos inconvenientes no produzcan la completa afectación económica con las noticias infundadas y expuestas, en particular la poca importancia brindada por nuestras autoridades a esta área turística, totalmente productiva y de calidad.
Recuerdo una vez más, lo sucedido con la gripe porcina, que toda Latinoamérica trató de frenar su ingreso y que la favorecida por la estrategia turística de la oportunidad ante la crisis fue la República Dominicana y su turismo, ya que solamente se preocupó de convocar a los turistas que cancelaron sus reservas al país de origen del virus, logrando mejorar su posicionamiento mundial.