El incremento de los aerocombustibles ha traído de inmediato remezones en nuestro mercado, con poca presencia de gestión comercial pero sí observando disminuciones de frecuencias y por supuesto el incremento en la desocupación de nuestro país, ante los múltiples despidos laborales registrados por todas las empresas aéreas que operan el tráfico nacional.
La denominada “conectividad aérea” que se requiere para mejorar nuestros tráficos locales favoreciendo a los internacionales han disminuido considerablemente, afectando de inmediato a la calidad en la prestación de los servicios.
Lo interesante es que los destinos ofrecidos por el Estado con un combustible subsidiado tampoco se han visto mejorados, por lo que se deberá reconsiderar la medida en el manejo aerocomercial de todos los aeropuertos del país.
La inversión en infraestructuras aeroportuarias no empieza aún a recuperarse, por lo que las modificaciones legales que se han anunciado en los diferentes cuerpos legales aéreos, pudiesen incluir también, la reorganización institucional que actualmente disponemos.
Se recomienda también revisar la política aerocomercial de nuestro país, en su competitividad con la ofrecida por nuestros vecinos. En la construcción o ampliación de los aeropuertos del país, no encontramos modelos de gestión comerciales que permitan consolidar rutas y vincularlos a las necesidades de los destinos.
* En el reporte adjunto, no se incluyen los empleados despedidos de la empresa SAEREO al cierre de sus operaciones en Guayaquil.