Un amigo después de haber conversado con algunos mineros, decide emprender una excursión hacia una zona, en la cual, había supuestamente oro.
Como buen minero, llevo lo necesario y después de un día de camino en un vehículo 4×4, se encuentran con el inicio de una cueva. El compañero de la expedición, indica que no quiere ingresar – nunca explicó las razones – por lo que mi amigo, decidió ingresar a la cueva. Pasaron algunos metros y solo la luz de lampara alumbraba al frente, encontrándose consigo mismos y un túnel que reducía su altura, a cada paso que daba. Hasta que tuvo que gatear para adentrarse en la tierra.
Luego el túnel comenzó de forma inversa a crecer, curiosa cavidad, que permitió que se parará de nuevo. Y finalmente que encontrará un charco grande de agua.
Luego de refrescarse y de no encontrar nada que brillará a su alrededor, decide regresarse no sin antes buscar por los techos y fue allí cuando se encontró algo que brillaba. Pensó «encontre oro», entonces saco su navaja y extrajo un pedazo para llevarlo a un laboratorio.
Pasaron 7 días y los resultados estaban listos. Era Pirita, o lo que se conocer como «Oro de Tontos». Es una gran desilusión, no consegui nada.
Así mismo es la minería de datos, a veces nos da Pirita: Cosas que sabemos o Cosas que no podemos aplicar. Por lo que el minero de datos, debe de moverse a la siguiente base datos y volver a realizar la extracción de los patrones de conocimiento, esperando que el elemento aurífero aparezca.
La historia pertenece a un «Colorado».